lunes, 30 de noviembre de 2015

CAPÍTULO 13: PERDIDO

- Vamos a activar la “fase Maníaco”. Todavía no me creo que no hayan podido acabar con un par de policías mediocres... Ese mafioso debía estar muerto desde el momento en el que le detectamos fisgando donde no debía.
- Señor, usted no quiso levantar sospechas de más respecto al tema, yo le recomendé incendiarlo todo...
- Señor Smith... Dejémoslo, ¿están preparados los “Cuatro”?
- Sí Capucha, como usted pidió. Les inoculamos el Virus Alfa, y a excepción de Ramsés, los demás están preparados para soltarlos...
- Perfecto, dispóngalo todo y en media hora estaré abajo para ponerlos al corriente en persona y liberarlos por la ciudad..- dijo Capucha Negra observando en su muñeca negra un reloj que marcaba una cuenta atrás..- El plan continúa tal cuál, sólo aceleraremos su puesta en escena..

Smith asintió, dio media vuelta y atravesó una puerta metálica hasta desaparecer por las escaleras... 



...



¡¡Bum Bum!!!

John disparó contra la puerta que se encontraba, destrozó la cerradura. Aquellos seres le seguían a  distancia, pero el cansancio comenzaba a hacerle mella, y no conocía el terreno sobre el que se encontraba, únicamente sabía que tenía que llegar hasta el garaje, pues la puerta del edificio por la que se introdujo su compañero, al igual que por la que entró él, conducían todas a un mismo garaje comunitario.
De una patada abrió  la puerta y la cerró tras de sí, sin embargo una criatura más veloz que las demás consiguió alcanzarle, introduciendo medio cuerpo por la abertura antes de que pudiese cerrarla. John no lo pensó.

¡BUM!

La cabeza de aquel ser explotó contra la pared, cayendo su cuerpo hacia atrás y pudiendo cerrarla. Había un seguro sobre la cerradura, y lo corrió antes de que llegasen más seres y pudiesen tirarla abajo. La puerta comenzó a ser golpeada con fuerza. John corrió hacia un vehículo aparcado junto a la puerta, rompió con la culata de su arma la ventanilla, y le quitó el freno de mano, adelantándolo hasta ponerlo tras la puerta, haciendo imposible que pudiesen conseguir abrirla. Volvió a echar el freno mientras se limpiaba el sudor..

- Ha faltado poco...- se quedó recostado en el asiento, descansando y analizando la situación, de pronto escuchó un disparo a lo lejos.- ¡Oh mierda, espero que no estén en apuros!- se dijo a sí mismo mientras abandonaba el vehículo dirección hacia donde procedía el sonido del disparo de una 9mm, el arma de su compañero... 



...



La música paró, y James salió de la habitación lleno de salpicaduras de sangre. En su mano sostenía un martillo empapado de rojo púrpura. Lo dejó caer contra el suelo. Frente a él se encontraba Joe, que sostenía a Kate arropándola bajo una manta que había encontrado sobre el maletero de un Jeep aparcado. Ella se encontraba temblorosa, él mudo mirando al detective, como intentando descifrar que había ocurrido ahí adentro.
James se acercó a la chica.

- ¿Kate puedes oírme? Ya no pueden hacerte daño, estamos contigo ¿vale?- le susurró el detective mientras la cogía la mano. Ella no podía emitir respuesta, y la mirada de él seguía siendo de una tranquilidad sobrecogedora tras haber ocurrido lo que ocurrió.- Joe, ¿ha dicho algo?
- No Owens, cogí una manta y la arropé, pero no ha dejado de temblar, y aquí hemos estado esperando a que salieses. ¿Qué vamos a hacer ahora?
- Debemos llegar a la comisaría, ese sigue siendo nuestro plan, y no podemos fiarnos de nadie.. El mundo parece haberse vuelto loco. Cogeremos un vehículo y sin parar nos dirigiremos hasta allí. 
- James espera... Deberías de tener esto.- Joe se remangó, y comenzó a apretar sobre una cruz tatuada sobre su brazo. Bajo la piel comenzó a emerger una pequeña cápsula.- Toma, lo mantenía como moneda de cambio contra el tipo que ha organizado todo este barullo, pero me parece que de poco me va a servir, debes creerme cuando te digo que no tenía ni idea de todo lo que ha ocurrido. El plan en teoría era infectar a un pardillo con una especie de ébola modificada para cundir el pánico en la población. Él sacaría la cura a través de una farmacéutica asociada y sacaría mucho dinero por la vacuna. Aún así le dije a Klaus que se introdujese en su red a través de la línea con la que nos comunicábamos y sacase toda la información que pudiese para cuidarnos las espaldas. Robamos muchos datos hasta que se dieron cuenta y cortaron el enlace, sin embargo toda la información que pescamos  está encriptada. Necesitas un ordenador lo bastante potente y algún  experto  para poder ver lo que trama en realidad ese cabrón. 
- Mmm... En el departamento tenemos a Cheap,  fue un hacker, un pirata informático hasta que le pillamos y le “convencimos” de que trabajase con nosotros. Si alguien puede encargarse ese es él.  Ahora con más motivo hemos de llegar hasta allí...

Clonk...

- ¿Quién anda ahí?- el detective desenfundó su arma apuntando tras un furgón del que procedía el sonido de aquel golpe.- No lo volveré a repetir, ¿quién anda ahí?- preguntó de nuevo  con fuerza.
- ¡No disparé por favor!

Un tipo salió tras aquel furgón con una pequeña tras de él. Levantaba los brazos.

- ¡No hemos visto nada! ¡Déjenos ir, se lo suplico!
- ¿Qué hacían ahí atrás?.. ¿Nos espiaban?- James empuñaba su arma con fuerza avanzando hacia aquel tipo. – ¡Hablen!
- Mire, estábamos escondidos en nuestro coche cuando escuchamos un disparo contra la puerta cercana al sitio donde nos encontrábamos aparcados. Vimos a dos hombres armados atravesar el acceso al garaje, a ustedes dos. Pensamos en pedirles ayuda y avanzamos con cautela tras de ustedes para ver si eran de fiar. Después nos fijamos en  una luz procedente de un trastero y vimos que ustedes avanzaron a toda prisa hacia allí. ¡No vimos nada más, lo juro! Ésta es mi hija, déjenos marchar. 
- Me oculta algo.. ¿Qué más vio, por qué se mantenían ocultos?.. ¿Por qué no pidieron ayuda?
- Señor... Déjela marchar a ella, por favor.
- ¡Que me lo diga! – James le encañonó  su arma contra la frente mientras le exigía con fuerza aquella explicación. Kate y Joe se asustaron...
- ¿Detective qué..? – le dijo Joe.
- ¡Calla, tiene que contestarnos, aquí nadie es trigo limpio por lo que veo! – James le cortó, estaba perdiendo el control.
- ¡Vale, vale!.. Le vi disparar a aquel hombre, después sacar a aquella muchacha golpeada y volvió a entrar... Esperamos en silencio y le vimos salir con aquel martillo y cubierto de sangre.. – hizo una pausa – Por favor, es toda la verdad, deje que ella se marche se lo suplico, ella no ha entendido lo que ha visto, ¡por favor!.. – suplicó aquel tipo cubriendo a su hija.
- ¡Pero que coño... James baja el arma! – John apareció de entre las sombras apuntando a su compañero... - ¡Ahora!

James permaneció inmóvil.. Parecía comenzar a ser consciente de la locura que estuvo a punto de cometer.. Soltó el arma y se quedó perplejo.. 

- Lo siento.. Yo..
- Tranquilo compi.. ¿Ya estamos juntos de nuevo para combatir el crimen, vale? – John recogió el arma de su compañero y se dirigió a Joe - ¿Qué coño ha pasado aquí? ¿Kate, estás bien?
- Ahora te cuento.. Te has perdido mucho..- le respondió Joe.

James se apartó, y se sentó contra la pared. Se miraba las manos, comenzó a asimilar todo lo que había ocurrido.

- Y ustedes.. ¿Quiénes son? – preguntó John a aquellos desconocidos.
- Me llamo Frank Wolf, soy periodista del Fox Nation, y  ella es mi hija Andrea..


...



El coche circulaba a toda velocidad entre las calles, la lluvia había cesado pero la noche seguía todavía sumida totalmente en la oscuridad. 
La pequeña comenzó a abrir los ojos. Se encontraba el la parte de atrás del vehículo recostada. Distinguió la voz de su amiga Jessica en aquella conversación.
Comenzó a reincorporarse.

- ¡Sarah! ¡Estás despierta! – la pequeña Patterson se abalanzó sobre ella con un fuerte abrazo.
- Jess.. ¿Cómo..? ¿Dónde estamos..? ¿Y tus padres? – la joven se encontraba desorientada.
- Sarah, mis padres no... – Jessica se echó a llorar. – El agente Callery nos recogió antes de que acabasen con nosotras.- dijo entre lágrimas.
- ¿Un momento, y Eusko?

Desde el maletero pudo escucharse un pequeño ladrido. Sarah se asomó por los asientos y observó al pequeño pastor alemán moviendo su cola nervioso al verla.

- Él os protegió hasta que llegué, no podíamos abandonarle allí. – dijo sonriendo el tipo al volante  – Encantado de conocer a la hija del agente Owens, tu padre no para de hablar de ti. – la pequeña se sonrojó. – El comisario Bridges me mandó ir en vuestra búsqueda, lo siento, pero ya le expliqué a Jessica que no pude hacer nada por sus padres.
- ¿Conoce a mi padre? ¿A dónde nos lleva?
- Claro que le conozco, es uno de los mejores en comisaría, y es allí precisamente donde vamos.
- Es extraño, nunca le escuché a mi padre hablar de usted, ¿me puede enseñar su identificación? – exigió la niña.
- ¡Sarah! ¡Nos salvó la vida! – le recriminó Jess.
- Jajaja. Tranquila pequeña, tu padre te ha enseñado bien, y más en los tiempos que vivimos. Hay que andarse con mucho ojo... Toma, aquí la tienes. – dijo el agente mientras se sacaba la documentación con su placa del bolsillo de su chaqueta – El motivo por el que no habrás oído hablar de mí es porque allí somos muchos, y hace sólo una semana que me trasladaron desde la comisaría de Alameda.
- Steven Callery, número de placa 2214 – murmuró la pequeña - ... de acuerdo agente Callery, le pido disculpas por mi desconfianza. ¿Mi padre se encuentra en la comisaría?
- Nada. – recogió su placa – Cuando me mandaron para acá el detective Meine y su padre trasladaban a un sospechoso a comisaría, no he vuelto a saber nada de ellos.
- Vaya.. Perdí mi móvil. – exclamó la chica – ¿podría dejarme el suyo para  que le llame?
- Por supuesto, aunque tal vez se encuentre ocupado.
- Gracias por la anotación, aún así lo intentaré.
- ¿Sabe su número? Yo no le tengo. – dijo el agente facilitándole el terminal mientras seguía conduciendo – Ya puedes marcarlo.

Sarah tecleó los números del teléfono de su padre sobre la pantalla táctil y dio a llamar.

Peeee... Peeee... Peee...

Los tonos se sucedían pero nadie respondía a la llamada...

- ¿Dijiste que se encontraba con John Meine?
- Sí, eso es lo último que sé.
- De acuerdo.

En esta ocasión Sarah tecleó el teléfono del compañero de su padre. Su número lo había memorizado a causa de las veces que tuvo que contactar con su padre a través de él, debido a que se centraba demasiado en los casos y perdía la noción del tiempo.

Peee... Peee...

- ¿Sí? - se podían escuchar jadeos de cansancio a través de la línea.
- ¡¡¡John!!! ¡¡Soy Sarah!! ¿Está mi padre? – exclamó la pequeña emocionada.
- ¿Sarah?.. Sí, pero...  escucha no podemos hablar ahora mism...

Pe pe pe...pe pe pe...

La joven dio al botón de rellamada con desesperación, pero en esta ocasión no dio otra respuesta que la de que el teléfono se encontraba apagado... Algo estaba ocurriendo, y su hija se preguntaba que significaba el “sí, pero” de John al preguntar por su padre...

martes, 17 de noviembre de 2015

CAPÍTULO 12: NUEVOS AMIGOS

- ¡Chsss, Jess! ¿Estás ahí?- susurraba la pequeña Sarah asomando la cabeza tras la puerta de la habitación. Se había cansado de llamar a su padre y no obtener respuesta.

Esta vez estaba sola, sin su amiga, sin Eusko. Aquel pasillo seguía únicamente iluminado por la luz tenue que procedía del cuarto de baño al fondo, a diferencia de que en esta ocasión la puerta se encontraba totalmente abierta y el agua seguía emanando de su interior. Había manchas de sangre y huellas que llegaban hasta el punto desde el que se encontraba, provocadas por la persecución de la madre, si seguía siendo ella, al seguirlas hasta el cuarto. 
La joven avanzaba cautelosa, sabía que un paso en falso podía llevarle a lo peor, pero no estaba dispuesta a abandonar a su mejor amiga ante aquella situación, así que tomo aliento, y se armó de valor para seguir el camino. Antes de llegar a la escalera se observaba la puerta de la habitación de invitados entre abierta. Recordando lo que pasó antes con la madre guardó silencio total mientras se aproximaba. La respiración era prácticamente muda. Cogió un jarrón que estaba sobre el mueble del pasillo como medida de seguridad ante lo que pudiese pasar. Según avanzaba a hurtadillas su corazón se aceleraba, parecía que iba a explotarle. Consiguió mover las piernas para andar, las tenía prácticamente bloqueadas, hasta llegar al umbral de la puerta. No se podía ver nada en su interior, pero decidió no inspeccionar por lo que pudiese ocurrir, dejándola tras de sí. 
Al avanzar un par de pasos más, el suelo crujió bajo sus pies, y el sonido chirriante de la puerta abriéndose poco a poco casi la provoca un infarto.

- Otra vez no...- se giró lentamente...

De la oscuridad comenzó a vislumbrarse una pequeña figura que avanzaba por el suelo cautelosamente. La joven levantó el jarrón para lanzarlo...

- ¿Eusko? ¡¡¡Eusko!!!- la niña se arrodilló, soltando el “arma arrojadiza” sobre el suelo y la pequeña mascota aceleró el paso hasta ella. Le cogió en sus brazos. Parecía herido.- Mi salvador, ¿qué te ha hecho?

Sarah vio su pata lastimada. Sangraba, pero no parecía grave. Tras examinarle, le dejó sobre el suelo, echándole una mirada cómplice a su mascota que ésta pareció devolverle. Ambos parecían dispuestos a seguir avanzando como un equipo. La chica se levantó y llegaron silenciosamente hasta la escalera. La luz del televisor y el sonido que producía llegaban desde el salón hasta la pared de la bajada al piso inferior. Parecía una escena sacada de la mismísima película “Polstergeist”.
Paso a paso, la niña era escoltada por su perro, que hacía de avanzadilla. Bajaban escalón a escalón, y a medida que lo hacían iba observando aquel salón iluminado por aquella luz blanca y siniestra del televisor. El sonido fuerte provocado por aquella niebla televisiva hacía casi imposible escuchar cualquier cosa, pero tampoco veía nada más que la silueta de los muebles a contraluz desde la posición en la que se encontraba. Su amiga no debía andar muy lejos. Esperaba que no la hubiese pasado nada.
- ¡Jess! ¿Estás ahí? – volvió a susurrar con algo más de fuerza a la espera de que ésta pudiese escucharla. Pero nada.

Dueña y mascota permanecían inmóviles sobre los escalones, hasta que el pequeño Eusko decidió emprender la marcha, animando así a Sarah, que por muy joven que fuese aquel perro, le daba muchísima seguridad el poder ir respaldada por él.
Al llegar a la planta inferior, el pequeño Eusko la dio esquinazo y soltó un pequeño ladrido como indicando a la joven que se fijase en algo. Ella se asomó y pudo verlo. Se trataba del cuerpo de Beth, la madre de Jess, que yacía en el suelo.
Su cabeza se encontraba destrozada, estaba empapando el suelo con un gran charco de espesa sangre oscura. Ella se quedó gélida. Se acercó lentamente al cuerpo, observando que permanecía inmóvil. Se inclinó sobre el cuerpo, intentando averiguar el origen de la herida en la cabeza, pero únicamente apreció un gran boquete sobre ésta. 
El perro comenzó a gruñir hacia la escalera, ella se dio la vuelta y observó una mano empapada en rojo púrpura que asomaba sobre la esquina. Tras ella apareció el rostro pálido del señor Patterson, tenía los ojos blancos, vacíos de mirada alguna. Su boca estaba desfigurada por completo, la tenía desgarrada a mordiscos. Su paso era lento y perdido, sin coordinación alguna.
Carl giró la cara hacia el perro que le ladraba, pero al ver a la niña, fijó su mirada hacia ella. A Sarah la entró el pánico, comenzó a retroceder nerviosa, pisando a tientas hacia atrás, tropezando así con el brazo de la mujer tumbada sobre el suelo. Cayó de bruces sobre ella y el perro comenzó a ladrar con más fuerza a medida que avanzaba aquel ser hacia ellos. Se tiró con fuerza hacia ella al verla tirada sobre el suelo intentando desquitarse del cuerpo de la Beth que quedaba bajo ella. La criatura agarró con fuerza del tobillo de Sarah, trayéndola hacia sí mismo y a pesar de los esfuerzos de ésta por zafarse de aquella situación, aquel ser estaba a punto de asestarla un mordisco de un momento a otro en la pierna. Sarah como acto reflejo le pateó la cara, haciendo que éste la soltase instantáneamente, hecho que aprovechó para escapar entre sus brazos, poder levantarse y correr hacia la puerta. Pero antes de conseguirlo la criatura la volvió a agarrar nuevamente, en esta ocasión la alcanzó la zapatilla, haciendo que volviese a caer en esta ocasión de cara contra el suelo, quedando conmocionada. La criatura avanzaba sobre ella mientras ésta se encontraba desorientada por el golpe. Era el fin.. Lo que antes era el señor Patterson ahora se había convertido en un ser violento que estaba apunto de arrancarle un trozo de cuello mediante un bocado a aquella pobre niña a la que tenía sujeta sobre el suelo...

BUM!!

Un disparo sordo hizo que cayese de nuevo ella, que ya se encontraba indefensa entre las manos de aquella criatura. 

- Sarah!! Soy Jess..- la pequeña Owens pudo ver antes de desmayarse a su amiga junto a otro hombre que portaba un arma humeante a través del silenciador... 

Quedó tendida mirando hacia la derecha, viendo la cabeza de Carl con un boquete que le atravesaba la frente. Después hubo silencio entre los ladridos de Eusko.. Oscuridad...



...




Comenzaron a bajar por aquellos escalones, la luz era tenue, el lugar húmedo. Las paredes estaban poco cuidadas, y a medida que bajaban perdían su blancura. Llegaron a una puerta metálica que se encontraba bloqueada.

- Mierda está cerrada.- dijo Joe empujando contra ella.
- Aparta.- le respondió el detective Owens apuntando su arma hacia la cerradura.

BUM!!

El fuerte disparo hizo que el cierre reventase, haciendo que la puerta se abriese ante ellos.

- Continuemos, no hay tiempo que perder, la puerta de arriba no se si conseguirá contenerlos demasiado tiempo.- dijo haciendo referencia a la horda de “zombies” que campaban allá fuera golpeándola con fuerza- Debemos dar con John y Kate, él nos estará buscando también, pero ella dónde demonios se habrá metido...- no sabía por qué había conectado tanto con ella, tal vez le recordase a Adele, la madre de su hija Sarah- Espero que escapase a tiempo...
- Esa chica tiene huevos lo admito, pero salir de ésta...

Ambos quedaron en silencio antes de entrar por la puerta. Daba acceso a un garaje con muy poca iluminación.

- Parece que conectan por aquí el resto de edificios que estaban allá fuera. Con suerte John nos vería entrar aquí y accederá al garaje por otra entrada. Mantengamos los ojos abiertos, no sabemos qué podríamos encontrarnos aquí abajo..- le dijo el detective caminando con cautela mientras empuñaba su arma.
- A sus órdenes... Aunque yo tengo esto para quién tenga ganas de plomo..- dijo “El puerco” moviendo su escopeta como si se tratase de un niño presumiendo de botas nuevas.

Andaban con rapidez buscando otros accesos que por localización pudieran ubicarse en la zona que se dirigía John cuando le perdieron de vista, y en medio de esa búsqueda vieron una luz que procedía de lo que parecía un trastero. Ambos se miraron guardando silencio y comenzaron su andadura hacia allí.
Cada vez podían escuchar con más claridad un tipo de rock duro, heavy metal o algo así. La música sonaba con fuerza, no podían distinguir ningún sonido del interior más que aquel.
La puerta no tenía pomo, sólo una cerradura.

- Yo llamo y tú me cubres ¿vale?- le aclaró Owens a su “nuevo compañero”.
- Oído detective.- dijo asintiendo el otro cargando la escopeta entre sus manos.

Cuando se disponía a golpear la puerta, se escuchó el ruido que provenía se la cerradura abriéndose, alguien salía hacia fuera. Se trataba de un tipo gordo, estaba sudando, tenia el pelo grasiento y vestía con una camiseta de tirantes interior blanca y un vaquero que se estaba abrochando. Salía fumando un cigarrillo y no se fijó en estos dos que se apartaron contra la pared, pasando desapercibidos ante aquel tipo que se preocupaba únicamente exhalar el humo de su tabaco mientras se terminaba de cerrar la bragueta del pantalón. La puerta quedó abierta tras él y la música sonaba ahora con más fuerza.

- Joder Richi, ¿el fin del mundo? ¡Esto es una puta maravilla!- volvía a darle una calada al cigarro- Ya podían habernos atacado antes esos malditos terroristas, jajaja. ¡Viva la anarquía!- se comenzó a rascar el trasero mientras tomaba los últimos suspiros de aquel cigarro antes de tirarlo.
- Silencio por favor.- le susurró el detective Owens a aquel tipo mientras de encañonaba la pistola contra la nuca- ¿Quiénes sois?
- Oh mierda, escucha tío, tenemos televisores y ordenadores que acabamos de mangar, podemos repartir el botín. Incluso tenemos a una zorrita muy guerrera ahí dentro que cogimos a la vuelta, lo pasarás en grande. Pero no me mates, hay material de sobra para repartir. Anda echa un vistazo.
- ¿Qué? Andando vamos.- James le agarró del brazo por detrás, teniéndole controlado sin poder moverse más que lo que él le dejase hacerlo.
- ¡Vamos si tranquilo! Verás como te gusta. ¡Coño si sois dos! Mejor, así podréis cargar con los paquetes, porque tú solo... ¡Au, tranquilo!- se quejó mientras James le retorció el brazo y empujo contra la puerta.
- Joe sujétale.

James entró hacia dentro, en el interior de aquel trastero había muchas cajas, como le dijo aquel tipo, de televisores y ordenadores. Por lo visto habrían arrasado con una tienda,  el lío que estaba habiendo hacía imposible controlar a los ciudadanos.
Al fondo de la habitación había otro tipo de espaldas a ellos, sobre un colchón en el suelo... La música seguía sonando fuerte, pero James sólo escuchaba aquella voz dolida resistiéndose.. El colchón tenía manchas de sangre, aquel tipo la embestía con fuerza, y aquella muchacha no podía apenas moverse, intentaba utilizar las manos para quitárselo de encima mientras el otro animal la aplastaba la cara contra el colchón. Ella se estaba apagando...
James quedó inmóvil ante tal escena. Joe se quedó perplejo, y aquel tipo dijo unas palabras poco acertadas.

- Qué os dije tíos, ¡buffet libre! Yo acabo de montar a la jodida puta, ¿queréis probar?

James levantó su arma apuntando a la cara de aquel tipo mientras Joe le sujetaba, y casi sin mirarle, como si de un acto reflejo se tratase, le voló los sesos. No se lo pensó.

¡Bum!
El sonido del disparo resonó en toda la habitación, haciendo caer al suelo del susto al otro tipo que estaba sobre el colchón. 

- ¿Qué coño...? ¡Andrew no! ¡Pero qué cojones habéis hecho!- y se lanzó contra un revolver que había en el suelo.

¡Bum!

Al ir a apuntar a éstos, James le destrozó la mano de otro tiro, se la arrancó de cuajo desde la muñeca.

- ¡¡¡Aaaaah!!! ¡¡Capullos!! ¡Os voy a matar!- se dolía aquel tipo al que llamaron Richi anteriormente sujetando contra sí lo que ahora era un muñón.

Joe estaba inmóvil, blanco, aún tenía trozos de la cabeza del otro tipo sobre él, que salieron disparados al reventarla James anteriormente.
James se acercó a la muchacha, la tapó con una manta mientras ésta se intentaba reincorporar y vestir como podía, pues estaba golpeada, destrozada, y apenas tenía fuerzas para abrir los ojos ni vocalizar.

- Tranquila Kate, soy James, ya estoy contigo.- le susurró a la chica mientras la levantaba y conducía hasta Joe.- Quédate con ella fuera por favor, tengo que encargarme de una cosa aquí dentro antes de que sigamos.
- Claro detective.. Vamos Kate, salgamos fuera.

La mirada de Owens estaba perdida, no emitía ninguna sensación, daba realmente miedo, como si su cabeza hubiese desconectado al haber pasado lo que pasó, y lo último que pudo ver Joe antes de que James cerrase la puerta tras de sí es como cogía un martillo. Después la cerró de golpe, y sólo se pudo escuchar aquella música de rock... 




martes, 10 de noviembre de 2015

CAPÍTULO 11: SIN SALIDA

Vamos John, cúbreme.- dijo James mientras salía a toda prisa dirección al vehículo caído.
Joder tío, cada vez son más. Démonos prisa que ahí vienen.- le contestó el compañero haciendo referencia a la horda de infectados que se aproximaba.

 

Los hombres de negro comenzaron a replegarse, abandonando la calle tras unos edificios, defendiéndose a tiros como podían. Aquellos seres se dispersaron, unos fueron tras ellos, y el resto continuó el camino dirección al coche accidentado.

La pulsación de los detectives se aceleraba a medida que veían cómo les recortaban distanciaLas criaturas aún no se habían fijado en ellos, pero todo era cuestión de tiempo.

John se resbaló siguiendo a su compañero, cayó al suelo, llamando la atención de algunos de ellos.

 

¡James sigues tú! Sácales de ahí como sea, yo te cubriré desde aquí, ¡me han visto joder!- le gritó ocultándose detrás de una esquina, tras reincorporarse dolido aún del golpe.

 

Owens aceleró la marcha hasta llegar aautomóvil volcado. Se introdujo por la parte de atrás a toda prisaque quedó abierta por el impacto.

 

Kate, Joe, ¿estáis bien? Soy yo, James.- preguntó el detective buscando a sus ocupantes. 

 

No recibió respuesta alguna. En la parte delantera sólo se encontraba ocupado el asiento del conductor, en la que se encontraba “El Jefe” colgando del cinturón de seguridad inconsciente, pero no había rastro de Kate. James le soltó el cinturón, cayendo de pronto, pero no respondía, entonces le golpeó la cara, esperando que reaccionase. 

 

¡Joe despierta!- susurraba James en un tono fuerte como para despertarle, pero a la par bajo para que no captase la atención de los seres que se acercaban por fuera.
¿Ehhm? ¿Qué ha pasado?- empezó a despertar, parecía desorientado.
Sssshh, habla en voz baja. ¿Dónde está Kate?
Mierda, ¿detective? ¿Dónde estamos? Y yo que sé donde se encuentra esa. Que dolor, me duele todo el cuerpo.- se sujetaba la cabeza entre los asientos intentando recordar.
Joe tenemos que salir de aquí antes de que... ¡Oh joder!- James observó como los pasos de los infectados comenzaban a rodear el coche. Estaban ahí ya. Le tapó la boca al mafioso, haciéndole ver la situación en la que se encontraban.

 

Los chapoteos de las pisadas alrededor del coche cada vez eran mayores. Estaban aglomerándose cada vez más de aquellas criaturas. El detective no sabía qué hacer más que mantener el silencio. Golpeaban el vehículo a la par que gruñían. Estaban atrapados y era cuestión de tiempo que alguno de ellos se agachase y diese con ellos. 

El detective agarró su arma, dándole la escopeta al otro tripulante, esperando no tener que utilizarlas, pero la situación no pintaba bien. 

Estaban al límite, se miraban a la vez que observaban a su alrededor aquellos pies descalzos, aquellas deportivas rotas, zapatos... Eran muchos, no sabían cómo salir de esa.

De pronto pasó. Uno de los seres cayó al suelo, casi por error, le fallaron las piernas y se hundió en el asfaltomojado, siendo pisoteado por el resto de criaturas. Y mientras sus piernas eran machacadas, aquel ser se fijó en ellos, y comenzó a emitir gritos de ira y rabia por intentar alcanzarles sin poder avanzar. Éstos aún así permanecían inmóviles, parecía que el resto de criaturas no le hacía caso, y optaron por esperar a que se cansase de ellos al ver que no podía atraparlos aplastado por las piernas del resto de los infectados. Su furia crecía, como si le fuese la vida en ello. Se agarró con fuerza a la puerta del coche, intentando introducirse por una ventanilla rota. Sus manos incrustadas en los cristales rotos comenzaron a tirar del resto del cuerpo, parecía que iba a partirse en dos.

 

Crack, crack.

 

Su cuerpo no aguantó más, y tras un grito ahogado entre dolor y agonía, sus piernas comenzaron a resquebrajarse del torso, quedando al descubierto sus tripas bajo él.

Consiguió zafarse del resto de criaturas dejando atrás sus extremidades inferiores, que aún eran pisoteadas. James y Joe quedaron estupefactos, aquel ser avanzaba hacia ellos sin ningún impedimento más que el de poder avanzar únicamente con medio cuerpo. 

 

Se acabó.- Joe avanzó a rastras hacia el bajo el vehículo con decisión empuñando la escopeta que le facilitó el detective.

 

Aquel ser se enfiló hacia él, iban a encontrarse de un momento a otro. Joe le agarró con una mano uno de los brazos y le trajo hacia sí mismo. La criatura lanzaba mordiscos al aire, y con la otra mano intentó alcanzarle, pero Joe le golpeó la cara con la escopeta con tal fuerza que le metió la boca para dentro. El ser quedó paralizado por un momento, instantes que aprovechó Williams para aplastarle la cabeza contra el suelo, en este caso el techo del todoterreno volcado. Sus sesos quedaron esparcidos bajo su mano. Su cara quedó salpicada de sangre, y girándose hacia el detective le preguntó:

 

Tendrá algún plan ¿no? Comienzo a cansarme de salvarle la vida.- dijo entre risas.

 

De pronto sonaron unos disparos que procedían de la calle. James podía reconocer el arma de su compañero. Esperaba que se tratase de una distracción para sacarle de esa situación, y no que estuviese metido en problemas como ellos.

Sea como fuese, comenzó a funcionar, las pisadas de las criaturas comenzaron a separarse del vehículo dirección a los disparos de la 9 milímetros de John.

 

Es la hora, ¿puedes caminar?- le preguntó James.
Andaría aunque tuviese las piernas como ese. Vamos, salgamos de aquí.

 

Los dos comenzaron a salir por la parte izquierda del vehículo, donde parecía que había menos afluencia de seres. James fue el primero en salir, un infectado con la garganta abierta estaba esperándole ahí para echársele encima. El detective le redujo con facilidad contra el suelo, y le pisó la cabeza, que se deshizo entre su bota.

Se agachó para apremiar a Joe, algunos de los seres fijaron su atención en ellos de nuevo al ver que salían.

 

Vamos Joe, no estamos solos.

 

James le ayudó a salir del coche. Tuvo que golpear a otro ser con la culata de su arma antes de poder sujetar a Joe y ser su apoyo ahí fuera. Éste se encontraba dolorido todavía del golpe recibido por el vehículo de asalto.

Aceleraron la marcha entre aquellos seres y se dirigieron a una puerta metálica entre abierta  que se encontraba en el edificio de enfrente. James se dio la vuelta para fijarse en su compañero, que les gritaba:

 

¡James ocultaros¡Ahora doy con vosotros!- exclamaba John entre los gruñidos de la criaturas, perdiéndose en la oscuridad de una calle tras él.

 

James tomó la delantera y se lanzó contra la puerta para abrirla y que Joe le siguiese. Éste llegó al umbral y un ser le agarró la pierna, haciendo que Joe cayese contra el suelo. James no se lo pensó.

 

¡Bum!

 

Un tiro seco reventó la cabeza de aquel ser antes de que pudiese alcanzar a Joe en el asfalto.

 

¡Vamos, entremos ya!- dijo el detective tendiéndole la mano y cerrando la puerta tras ellos.

 

Se encontraron al pie de unas escaleras. Bajaban a la planta inferior del edificio. Parecía el acceso a un parking.

Se calmaron y tomaron aliento. El detective se aseguró deque esa puerta quedó bloqueada.

 

¿Joe estás bien? Tenemos que localizar a John y a Kate. Después tienes que contarme todo lo que sepas.. Esto es un caos, ¿de acuerdo?
Vamos detective. No perdamos el tiempo.

 

James buscó en su bolsillo el móvil, pero no lo encontraba.

 

¡Mierda! ¿Joe tú tienes móvil? Debo haber perdido el mío ahí fuera.
Que va. Lo dejé en mi local cuando escapamos de allí.

 

El detective únicamente pensaba en su hija, en su compañero, en Kate.. En todo lo que estaba ocurriendo. ¿Cómo pudo haberse torcido tanto el día? ¿Qué buscaba aquel tipo llamado capucha negra? ¿Qué tendría Joe que buscasen aquellos hombres? ¿Cómo les localizaron con tanta rapidez? ... Muchos interrogantes que solventar y ni un momento para poderlos analizar. Joe debía hablar, él era clave en todo este asunto. Y de un modo u otro, conseguiría aquella información.

 

 

 

 

Beepbeepbeep,.. El móvil del detective se iluminaba bajo los pasos de aquellos seres.. Estaba recibiendo una llamada... En la pantalla parpadeaba el nombre de Sarah..