martes, 29 de marzo de 2016

CAPÍTULO 18: LA VISITA – PARTE FINAL

Frank bajaba todo lo rápido que le permitían sus piernas por las escaleras. Estaba exhausto, pero la adrenalina le daba fuerzas para seguir y tener claro su objetivo, el de llegar a la enfermería y la esperanza de que se encontrasen allí sus amigos junto a la doctora Raven para que pudiese salvar a su hija, la cuál llevaba en brazos y  había perdido mucha sangre. No sabía lo que podría aguantar, pero el tiempo corría en su contra. Eusko bajaba tras ellos como perro guardián cubriendo a su amo. Parecía entender perfectamente la situación de vida o muerte en la que se encontraba la pequeña.

- Vamos mi vida, ya estamos llegando. Aguanta un poco más. – susurraba el padre a su hija al llegar frente a la puerta de la planta baja. 

Todo estaba oscuro, echó un vistazo rápido para ubicarse, y en el extremo derecho de la pared, un cartel con una flecha indicaba el lugar en que se encontraba su destino. Miró por el pasillo, y al ver que se encontraba despejado reanudó la marcha a toda prisa. 
Avanzaba sin parar, hasta el momento en que el perro le adelantó para meterse sin pensarlo en una de las salas contiguas al pasillo que había a su derecha.

- Oh mierda, ahora no... – se quedó inmóvil en medio de aquel pasillo hasta que su cuerpo reaccionó para dar un paso hacia adelante. Sabía que el tiempo de su hija se acababa, y la enfermería estaba dando esquina con el pasillo, en el otro extremo de la planta - ... Vamos allá...

Sus piernas recobraron la fuerza para poder acelerar ante aquella situación de pavor por poder perder a su hija, y aunque sabía también que un encuentro con alguno de aquellos psicópatas supondría la muerte para ella, no había otra opción más que pasar rápido e inadvertido  antes de que Eusko pudiese delatar su posición.
Comenzó  a correr sigilosamente, pero al pasar por la puerta una sombra apareció ante ellos cortando el camino...

- ¿Frank? – aquella silueta  apareció como un rayo de esperanza junto a su perro. Se trataba de James – Vamos, por aquí, rápido.

El detective le apresuró a entrar. El reportero no se lo pensó y pasó con su hija.

- Cuéntame qué ha pasado. ¿Dónde está mi hija y Jess? – preguntó preocupado detective mirando a la joven herida.
- Owens gracias a dios... Tenemos que llegar a la enfermería, mi hija esta muy mal, tiene una puñalada que le atraviesa el costado y no para de sangrar. – la tumbó sobre una mesa de la oficina que James le despejó y  la levantó la camiseta para que viese la gravedad,.
- Mierda... No la muevas de aquí, sino perderá  más sangre. Está muy débil pero lo conseguiremos. – dijo tomándola el pulso – Yo traeré aquí a la doctora y algún sanitario que se encuentre allí. No pares de presionar la herida. – dijo mientras buscaba en los cajones algún tipo de trapo con el que pudiese taponar la herida. Dio con una pequeña toalla y la utilizó para tapar  la hemorragia, mientras con la otra mano cogía las manos de Frank indicándole como debía de presionarla – Esto le dará más tiempo, pero no podemos parar. Frank, ¿y mi hija?
- James yo... – Frank titubeaba nervioso –  Tuve que marcharme de allí... Mira salí a la sala de policías y dejé a las niñas donde estábamos porque escuchamos disparos. Al llegar ahí sólo había cuerpos de policías abatidos, Eusko salió corriendo por un pasillo y fui tras él. De pronto inspeccionando la sala escuché de nuevo otros disparos, y al volver me encontré con mi hija tirada en el suelo, la cogí con mis brazos, y salí de allí al ver que tenían en el suelo a Steven... No pude hacer nada. De las otras dos niñas no supe nada, pero allí no las vi, sólo a una mujer con camisón blanco agachándose sobre Steven.
- Mierda... No te preocupes. Tengo que volver allí arriba y buscar a Sarah. – se quedó observando a la joven Andrea inconsciente sobre la mesa, debatiéndose entre la vida y la muerte – Pero primero vamos a salvar a tu hija. No te muevas de aquí. Esta zona no es segura. A mi me siguió hasta aquí esa mujer que has descrito junto con un tipo con una especie de máscara de piel ensangrentada. Vine buscando al comisario. Me oculté aquí y me he topado contigo. Quédate aquí ¿vale? Voy a por la ayuda. – y James salió por la habitación enfilando el pasillo hacia la enfermería.

Avanzaba con paso ligero. Ocultándose entre las sombras. Todo estaba en silencio, y aquella oscuridad alargaba los pasillos de un modo que no recordaba.
Giró la esquina, y por fin vio aquella puerta metálica con esa plaquita con una cruz roja.

- Ya está casi... – pensaba.

Se apresuró y al llegar a la puerta giró el pomo lentamente. Estaba cerrado. 

- Mierda... – miró a su alrededor y vio un extintor colgado sobre la pared, lo agarró y con fuerza, sin dejar de mirar a su alrededor se dispuso a romperlo, momento en que se abrió la puerta frente a él con una pistola asomando tras ella.
- ¿James? – John era quien estaba custodiando aquella entrada – Entra, deprisa.

Su compañero le dio un fuerte abrazo al cerrar la puerta tras ellos.

- Tranquilos, es James. – Tras la salita contigua aparecieron Kate y Joe, junto a dos auxiliares y la doctora.
- ¡Chicos! Menos mal que estáis bien. – dijo acercándose a Kate y Joe – Doctora, la buscaba a usted. 
- ¿Qué ocurre? – dijo adelantándose ella.
- La hija de Wolf está malherida. Necesita asistencia rápidamente, no sé si tiene algún órgano dañado, pero está muy mal.
- ¿Dónde se encuentra? Necesitaría verla, aunque debería tratarla aquí, es donde tengo todo el material disponible.
- De acuerdo. Iré en su busca y la traeremos hasta aquí, usted tenga todo preparado. – dijo dirigiéndose de nuevo a la salida.
- James ten cuidado.. – le dijo Kate tocando su mano.
- Descuida, está aquí cerca, no tardaré. Vosotros no abráis a nadie, golpearé la puerta tres veces para que sepáis que soy yo ¿de acuerdo?
- Tío vamos, te acompaño. Así te cubriré las espaldas. ¿Joe te encargas de la puerta? – dijo dirigiéndose a él.
- Detective, aquí os estaremos esperando. – dijo mientras comprobaba su arma.
- Pues vamos allá. – Owens abrió la puerta seguido de su amigo y compañero Meine.

Frente a ellos se expandía de nuevo aquel pasillo oscuro, y los agentes avanzaban velozmente con cautela en busca del periodista y su hija, los cuales aguardaban ocultos en aquella habitación donde les dejó James.
James iba delante indicando por dónde debían ir. Llegaron al final del pasillo y al cruzar la esquina Owens se detuvo en seco, deteniendo a su compañero.

- Sshh. – le hizo señalando al otro extremo del pasillo.

Allí se encontraba patrullando un hombre de negro. Debían estar cerca el resto. Su paso era lento, parecía estar custodiando la entrada de la sala que se encontraba tras él. 

- ¿Cómo lo hacemos? – le preguntó John.
- La puerta de ahí en frente es dónde está escondido Wolf. Ve a por él, yo me encargo del otro tipo. A mi señal sales corriendo hacia la sala y les ayudas a volver a la enfermería, ¿de acuerdo? No te detengas por nada.
- James no...
- No hay tiempo para discutir John. Por cierto, toma esto. – dijo introduciendo su mano en el bolsillo.
- ¿Un móvil? – lo tomó Meine.
- Se trata del terminal de Cheap. Antes de morir consiguió descargarse los datos desencriptados y..
- Un momento...¿ Cheap ha muerto? – le interrumpió John.
- Sí, en el asalto le alcanzaron, lo siento. Era un buen amigo.. – consoló a su compañero – El comisario estaba con él, y se llevó el chip durante el tiroteo. Creo que sigue con vida, de ahí que sigan estos locos buscándonos y dándonos caza. No hay más tiempo que perder. ¿Estás listo? – James se asomó de nuevo por la esquina – Voy a averiguar que ocultan en esa sala.

El detective comenzó a avanzar sigilosamente por el pasillo pegado a la pared cuando aquel guardia se dio la vuelta. Avanzaba sin parar y cuando estaba a unos pocos metros aquel centinela se giró, descubriendo al detective tras él, el cuál se lanzo sobre él antes de que pudiese reaccionar. Ambos cayeron contra el suelo. En ese momento John dudó sobre cómo actuar, pero decidió hacer caso a su amigo e ir a por el padre y la niña malherida.
James se revolvió sobre el suelo, y aquel hombre sacó un cuchillo de su cinturón, intentando alcanzar a Owens. Este le estrangulaba con el brazo el cuello, y con la otra evitó que le alcanzase la lanzada de aquel guardia. Le agarró la mano, la cual comenzaba a perder fuerza a causa de la falta de oxígeno, hasta no poder mas y poder James apuñalarle con su propia arma. Parecía que había conseguido su objetivo sin ser descubierto. Se quitó a aquel tipo de encima, y al comenzarse a reincorporar vio a John que avanzaba con Wolf y su hija en brazos, seguidos por Eusko. 
John hizo el amago de de ir a ayudar a su compañero, pero James le hizo señas para que no se detuviese. Tenía claro que la prioridad era la pequeña que iba perdiendo su vida poco a poco, y optó por ayudarles a llegar a la enfermería.

James se encontraba sólo en medio de aquel pasillo con el guardia tirado a sus pies. Le agarró y quitó de en medio, ocultándole tras unos muebles en aquel pasillo. Comprobó su arma, tomó aliento y entró en la sala.

- ¿Comisario? 
- ¡James! ¿Cómo has conseguido?... – el comisario se giró sorprendido al verle - Mmm, que alegría, me tienen retenido aquí, me empezaron a amenazar con matarme y despedazarme... Lo siento... 
- ¿Pero cómo le atraparon, les dio el chip? – James bajó su arma.
- No tuve remedio... – se lamentaba cabizbajo – Cómo lo siento.
- No importa... Tenemos una copia, Cheap consiguió descargar la información desencriptada a su móvil. 
- ¿Ah si? ¡Eso es genial!.. ¿Lo llevas contigo? – preguntó el comisario acercándose a él.
- No, lo lleva John.. Están en el garaje ocultos para poder salir de aquí en cuanto podamos.. ¿Puede caminar y llevar un arma? – dijo dándole una que llevaba en la cintura.
- Sí.. Supongo. – cogió el arma.
- Pues vámonos de aquí ahora mismo, no tardarán en llegar, maté al guardia que custodiaba tu entrada. No hay tiempo que perder. – James se giró y se dispuso a abrir la puerta.
- <<Atención a todos, me encuentro con el detective Owens en la sala de las sombras. Vengan en cuanto puedan. Repito, estoy en la sala de las sombras con el detective Owens, vengan rápidamente.>> - soltó el botón del walkie talkie – Y ahora James, me va a ayudar a recuperar esa información de una vez por todas. Gírese lentamente y no haga ninguna tontería.

James se giró mientras comenzó a aplaudir riéndose.

- Bravo comisario, bravo. Ahora entiendo por qué siempre nos localizaban los malos. ¿Le han nominado este año a los Oscars? – dijo James mirándole amenazantemente.
- Aún no recibí la carta, no. Ahora saque el arma y déjela contra el suelo. Después empújela contra mí. Ya le he dicho, lentamente, nada de trucos. – el comisario no dejaba de apuntarle.
- ¿Sabe? Lo que no entiendo, además del por qué ayuda a ese lunático asesino, son  las molestias de traer a mi hija hasta aquí, mandar un agente, y trasladarlos hasta la comisaría... – dijo dando un paso hacia él – ¿Necesitaba una baza para negociar por la información? No se fiaba de que sus chicos pudieran hacer bien el trabajo ¿verdad?
- Siempre hay que guardar un As bajo la manga Owens, siempre. No dé ni un paso más, no me gustaría tener que dispararle. – levantó su arma contra su cara.
- Oh de verdad, ¿me va a disparar? – adelantó otro paso el detective.
- No se lo volveré a repetir... – dijo empuñando el arma con fuerza.
- Adelante, no le creo capaz... – respondió Owens con tono amenazante.

Antes de que acabase la frase, el comisario apretó el gatillo...

CLIC

- ¿Pero de veras me ve usted tan tonto? – dijo James arrebatándole el arma descargada de un movimiento. 
- ¿Cómo?... – el comisario quedó boquiabierto desarmado.
- ¿Le van a retener a usted estos psicópatas tras haberles dado la información cuando han entrado arrasando con todo lo que veían? ¿En serio me veía tan estúpido?
- No sé... Dígamelo usted...

De pronto abrió un hombre de negro la puerta seguido del carnicero. James se giró sacando su arma y disparando contra ellos con un fuego cruzado, para acabar lanzándose contra el comisario y caer ambos tras el escritorio. Le golpeó con su arma en el suelo cuando intentó deshacerse de él.

- ¡Ríndase agente, no tiene escapatoria! – gritó el carnicero apuntando con su recortada.
- ¿A no? – James agarró de la espalda a su comisario y le levantó cubriéndose con él. – Déjenme salir, o acabó con él ahora mismo. 
- Jajaja.. Sáquenla. – el comisario empezó a reír como si estuviese un paso por delante de la situación.

El carnicero le hizo una señal de aprobación al escolta que le acompañaba. Este salió de la sala desapareciendo por el pasillo. Desde allá fuera se escuchaba un forcejeo. Por la puerta reapareció aquel soldado de negro con una joven tapada con un saco por la cabeza. El carnicero se acercó a ella y la agarró. La destapó la cara. Se trataba de Sarah, estaba amordazada. El carnicero encañonó su arma contra la sien de la pequeña.

- Ya se lo dije, no tiene escapatoria... Y ahora, baje el arma.
- Sarah... – James pareció esperanzado por un instante al volverla a ver, pero acto seguido volvió a la realidad de la situación, volviendo a apuntar a Bridges – Suéltela, o...
- ¿O qué James? – interrumpió – Jaja, ya te dije que siempre tenemos que tener una bala en la recámara, jaja. – el comisario reía con crueldad.
- ¡Cállate! – le volvió a golpear, esta vez con la culata en la nuca, haciendo que cayese de rodillas frente a él.
- ¡Eh! – el carnicero agarró a la niña por la espalda lanzándola contra el suelo frente a ellos también mientras su escolta apuntaba al detective.
- ¡Vale vale!  A ver.. Mantengamos la calma... – el comisario se dolía del golpe en la cabeza – Joder, que duro... Te recordaba con más sentido del humor. A ver, ¿puedo levantarme? – dijo volteándose – Por el amor de dios, baja el arma. Ambos sabemos que no pondrías en peligro la vida de tu querida hijita, ¿verdad pequeña? – dijo mientras la levantaba del suelo.
- No la toques.. – dijo adelantándose – Como se te ocurra hacerla daño... Te mataré...
- Owens se me está acabando la paciencia. Si quisiera que estuviese muerta, ya lo estaría, ¿de acuerdo? Ahora dame tu arma.

El detective pensativo miró a los ojos a su hija, analizando la situación. Tenía pocas opciones, y todas pasaban por ceder ante Bridges de momento. 
James bajó el arma y se la entregó al sargento. Este la agarró, se quedó mirándola y le golpeó con ella en la cara con fuerza, haciéndole caer ante él contra el escritorio.

- ¡Papá! – masculló como pudo la niña, con la boca tapada por aquel trapo que llevaba por mordaza.
- Tranquila pequeña, tu padre está bien, era algo que quedaba pendiente entre nosotros, ¿no es así James? ¿Ya te tranquilizaste?
- Sí... – dijo limpiándose la boca manchada de sangre, le había roto el labio.
- Bueno, viendo que ya hemos puesto las cartas sobre la mesa, os diré cómo saldréis de ésta. Tú ahora irás en busca de tus amigos al garaje, y me traerás el móvil de Cheap con los datos, para acabar con todo esto de una vez. Cuando lo tenga, te entregaré a tu hija y a la otra niña, me han dicho que Clown se ha estado divirtiendo con ella un poquito, espero que aún pueda andar.. Ya sabes, está un algo loco, tu ya me entiendes, jeje. – dijo con tono cómplice, golpeándole con el codo, como si de amigos se tratasen – Cualquier intento de no cumplir esto, o estropearlo, y tu niña será su próximo juguete, ¿entendido? Todo esto si no me has mentido con el tema del móvil, sino pasará tres cuartos de lo mismo ¿vale?
- No están en el garaje. – se reincorporó – Están fortificados en la enfermería, pero han ocultado el móvil. Haremos una cosa, dame a las niñas, entro en la sala y te lo entregaré, sin trucos. Confía en mi.
- James, James, James... La confianza entre nosotros no es lo que era... ¿No crees? – Bridges se le acercó casi susurrando – Mira... Haremos una cosa, como muestra de buena fe para que veas que esta relación quiero que sea fructífera para ambos. Tú me llevas hasta donde esté el resto del grupo y me demuestras que tenéis su móvil, pues todos en la comisaría lo conocíamos, y yo dejo que tu cría se junte con el resto del grupo. Acto seguido tú me lo traes y suelto a la otra pequeñaja para que puedan jugar como buenas amigas. Después vosotros os vais por vuestro lado y nosotros por el nuestro, pues no me gustaría que acabásemos mal nosotros hombre, ¡son muchos años trabajando juntos! – Bridges le tendió la mano – ¿Tenemos un trato?
- ... Acabemos cuanto antes... – dijo evadiendo el apretón de manos y plantándose frente a su hija – Sarah, todo va a salir bien. Te lo prometo.
- ¡Qué descortés! – Bridges cogió una mochila negra y le dio un empujón el comisario hacia la puerta – Gain, avisa al resto, nos reunimos en la enfermería. Dame a mi a la niña, tú acompaña a nuestro héroe por delante.
- De acuerdo Purple. – y el carnicero apretó el transmisor de su oreja para contactar con los otros Maníacos.

Los cuatro enfilaron la salida. El comisario agarraba a la pequeña Owens del cuello por la espalda, respaldados por el soldado vestido de negro, y por delante de ellos tres el carnicero apuntaba con su recortada a James que avanzaba impasible y pensativo por el pasillo de la comisaría siguiendo el letrero con dirección hacia la enfermería.



...




Los televisores de toda la nación volvieron a encenderse con el sello de la casa blanca y aquel fondo azul interrumpiendo todas las programaciones que estuviesen emitiéndose para dar paso al secretario del Presidente de los Estados Unidos.

- Queridos ciudadanos americanos, queridos conciudadanos del mundo entero. Interrumpimos cualquier programación que hubiese con motivo de un debate no pactado entre el Presidente Logan y el terrorista conocido como Capucha Negra por petición expresa suya. En él se tratará el tema del ataque que está siendo sufrido por nuestra nación en la ciudad de San Francisco. Él piensa que cederemos, piensa que todos nosotros podemos llegar a apoyar la guerra iniciada por él si conociésemos ciertos detalles, y juntos le demostraremos que se equivoca, y que el Jefe de nuestra Nación no se esconde ante nadie. Gracias por su fe en nosotros. Todos estamos luchando por solucionar la situación, y juntos, venceremos. Sin más preámbulos, el Presidente de los Estados Unidos, Albert Logan.