sábado, 31 de octubre de 2015

CAPÍTULO 10: AL FINAL DEL PASILLO

Las niñas se encontraban sentadas sobre el suelo. Jessica agarraba su almohada entre lágrimas, Sarah tenia a Eusko entre sus piernas y pendiente de su móvil por si su padre daba señales de vida tras varios intentos fallidos de contactar con él mediante llamadas.. Ambas no quitaban la mirada de la puerta, estaban expectantes, esperando que Carl las dijese que podían salir a ayudarle con la señora Patterson, que se encontraba mal y que todo iba a solucionarse, que esa ambulancia había llegado... Cualquier cosa que no fuese ese silencio. Ese silencio que estaba acompañado por las gotas del agua chocando contra la ventana en aquella noche tormentosa. Estaban impacientes por poder hacer algo que no fuese más que esperar..

 

Sarah, voy a salir a ver si están bien mis padres, no puedo quedarme aquí quieta.
Pero Jess tu padre..
Ya sé lo que dijo mi padre.- la interrumpió la muchacha- Pero necesito saber si están bien, si no necesitan nuestra ayuda. Tú quédate si quieres pero yo tengo que salir.
Mmm, de acuerdo, pero vamos con mucho cuidado ¿vale? No sabemos lo que está pasando.- la pequeña Owens soltó a Eusko- Tú espera aquí quieto.

 

Las niñas abrieron la puerta muy lentamente. Ambas se asomaron al pasillo, un pasillo que estaba oscuro, únicamente se veía al final de éste la luz del baño atravesando el umbral de la puerta entreabierta. Se miraron entre ellas asintiendo, como aprobando mutuamente la pequeña expedición. Podía escucharse desde la parte de abajo de la casa aquel sonido molesto de la televisión cuando no emite nada, esa niebla televisiva hacía más inquietante, si aún cabía, aquella situación. Ambas andaban a hurtadillas, procuraban ser lo más discretas posibles, avanzaban muy lentamente, Sarah con un paso más seguro, Jess temblorosa junto a su amiga, preguntándose por qué no sabían nada aún de sus padres. A medida que avanzaban, podían distinguir el chocar del agua del grifo abierto de la bañera, y como iba asomandopor debajo de la puerta, a medida que ésta se desbordaba. Acercándose podían observar como el líquido estaba teñido de un color rojo púrpura, cómo iba extendiéndose por el suelo. Ambas se quedaron heladas por unos segundos, hasta que Sarah se armó de valor y agarró la mano a su amiga, dándola seguridad y retomando la marcha juntas.

La casa se iluminó por completo durante unos segundospor un relámpago, un rayo debió de caer muy cerca.

 

Guau!! Guau!! Grrrrr!!

 

El pequeño Eusko era muy asustadizo con las tormentas, y esto provocó  que se pusiese nervioso y comenzase a ladrar sin control.

Las chicas se giraron como un resorte.

 

¡Chsss Eusko¡Tranquilo, calla!- le intentaba susurrar Sarah a su perro.

 

El perro se calmó, pero de pronto la puerta del baño que quedaba detrás de ellas se abrió. Una sombra asomaba en aquel haz de luz. Se escucharon unos pasos andando encima de aquel suelo encharcado.

Las chicas se giraron muy lentamente, estaban asustadísimas, no se atrevían a mirar y lo hacían prácticamente de reojo.

Era la señora Patterson. Podían observar su silueta, estaba a contraluz con la iluminación que emanaba desde el baño. Se la veía empapada y temblorosa. Ellas no podían diferenciar su rostro, pero sabían que las estaba mirando. Su boca producía un sonido chascando sus dientes. Sus brazos parecían agarrotados. Caían gotas de su cuerpo húmedo contra el suelo. Ambas no podían decir una palabra, se miraban entre ellas, no sabían qué hacer, hasta que Jess se atrevió:

 

¿Mamá?

 

Aquella mujer temblorosa soltó una especie de rugido, y comenzó a correr hacia ellas como si le fuese la vida en ello. Soltaba gritos, alaridos, movía sus brazos en todas direcciones mientras corría con todas sus fuerzas hacia ellas.

 

¡Vamos Jess! – Sarah la agarró del brazo, tirando hacia ella, que había quedado inmóvil. 

 

Las niñas corrieron a toda velocidad hacia la habitación, mientras el pequeño Eusko las esperaba ladrando. Tras de ellas la criatura acortaba distancias, las ganaba metros. Estaba a punto de atraparlas, cuando ellas consiguieron entrar en la habitación, y de un portazo pillaron el brazo de la madre, soltando un grito de dolor mientras lanzaba arañazos tras la puerta a la que no podía acceder. Empujaba con fuerzas, y las niñas no podrían aguantar mucho más. Aquella mujer parecía estar poseída, y se volvía loca por entrar. En un nuevo empujón que dio, la pequeña Jess calló contra el suelo, cediendo terreno en esa puerta, pero volviendo a incorporarse al segundo. Esa bestia iba a conseguir entrar de un momento a otro. Y cuando la puerta parecía que iba a ceder finalmente, el pequeño pastor alemán se lanzó contra la mujer fuera de la habitación, haciendo que ésta retrocediese y de golpe pudieran cerrar la puerta.

 

¡Eusko!- Sarah se lamentaba de su cría mientras Jess echó el pestillo.
¡Sarah, tenemos que salir de aquí antes de que consiga entrar! Esta puerta no la contendrá demasiado si vuelve a la carga.- decía mientras se dirigía a la ventana.- Saldremos por aquí.- y la abrió, haciendo que la lluvia y viento comenzasen a invadir la habitación.- Tranquila, ya he utilizado esta salida en alguna ocasión.
Está bien vamos.

 

Jessica fue la primera en salir al tejado, agarrándose del marco de la ventana, siendo ayudada por su amiga. Cuando estaba intentando mantenerse, la puerta fue aporreada de nuevo con mucha fuerza, asustando a las niñas y haciendo que Sarah la soltase como acto reflejo. Jess se desequilibró y resbaló, cayendo de espaldas contra las tejas y deslizándose por ellas hasta el saliente antes de caer contra el suelo.

Sarah quedó horrorizada, mientras la puerta seguía siendo golpeada con fuerza. Comenzó a salir por el tejado también, sin soltarse del marco, se asomó para ver cómo se encontraba su amiga.

 

¡Jess por Dios! ¡Respóndeme Jess!- gritaba la niña desde arriba soltando lágrimas.

 

La joven Peterson permanecía inmóvil sobre el suelo, boca arriba mientras la lluvia la golpeaba el cuerpo. Estaba inconsciente. La otra estaba buscando un modo de bajar desde allí, a su derecha había un tubo para la canalizacióndel agua, que venía desde la parte superior de la casa yllegaba hasta el suelo. Comenzó a dirigirse hacia él dejando atrás la ventana. Con mucho cuidado y sin dejar de ayudarse con la pared, llegó hasta el extremo del tejado y alcanzó el canal.

 

¿Sarah? ¿Estás ahí?- la joven exclamó desde el suelo tras ir recuperando poco a poco la conciencia.
¡¡Jess si!! ¡Espérame ahí bajo ahora mismo!- dijo esperanzada.

 

Jessica se incorporó lentamente, aún desorientada del golpe, doliéndose de la cabeza. Sarah al colgarse del canal, volvió a observar el camino a bajar, y al retomar la mirada sobre su amiga, vio en la calle a la entrada de la casa una sombra enorme. Volvió al tejado.

 

¡Jess cuidado! ¡Detrás tuya!- le gritó a su amiga.

 

Ésta se dio la vuelta y pudo distinguir la silueta de lo que parecía ser un hombre.

 

¡Oh mierda!- y echó a correr hacia la entrada de la casa.

 

Aquella sombra arrancó a correr tras ella y perdió a las dos figuras bajo el tejado. Ahora Sarah se encontraba sola, y viendo que abajo tampoco se estaba seguro, decidió dar marcha atrás y resguardarse en la habitación a la espera de que su amiga consiguiese subir hasta ella y esconderse juntas.

Al entrar en el cuarto empapada, observó que la puerta permanecía cerrada, y que la señora Patterson ya no golpeaba la puerta.

 

Mierda, pues aquí estamos de nuevo.- apoyó la oreja contra la puerta y no escuchó nada.

 

Liberó el pestillo y decidió asomarse con la esperanza de que apareciese su amiga. Encontró el mismo pasillo con la misma luz procedente del baño al final del pasillo, y tras unos segundos recuperando el aliento y quitándose el agua de la cara, decidió comenzar de nuevo el camino en busca de su amiga por si necesitaba su ayuda.

 

Jess aguanta... Saldremos de ésta- se repetía ella a sí misma...

domingo, 25 de octubre de 2015

CAPÍTULO 9: VÍA DE ESCAPE

Sarah y Jess se encontraban en el pasillo llorando por la madre de esta última. Se encontraba mal, muy mal, y la ayuda no llegaba. Se aferraban a la ayuda que había prometido mandar el detective Owens, pero no llegaba. La casa se encontraba sombría, manchas de sangre y vómitos por doquier, todo desordenado, gasas manchadas, el baño con el agua sobre el suelo que caía desde la bañera a causa de los temblores de la señora Patterson, el pobre Carl a su lado intentando detener esa maldita fiebre, y las pequeñas sufriendo y llorando. Esperaban que todo fuese una pesadilla y poder despertar de un momento a otro de aquel silencio roto únicamente por las salpicaduras de agua  y sollozos de la familia. Aquel silencio roto.... Aquel silencio... La mano de la mujer fue perdiendo fuerza sobre la de su marido hasta exhalar su último aliento mirándole fijamente a los ojos... Despidiéndose...

Beth yacía entre los brazos de Carl, caliente aún por la fiebre, pero se iba volviendo pálida y fría a medida que pasaban los segundos. Su marido la cerró los ojos con la mayor ternura que podía inspirar en aquel momento, unos ojos que quedaron vacíos.. Y sin dejar de agarrar su mano tocándola la cara rompió a llorar... 

Jess entró corriendo a abrazar a su padre sollozando por la muerte de su madre. El padre la agarró entre sus brazos. Eran uno bajo aquella luz fija del baño, con el cuerpo de la madre de fondo tendido sobre la bañera. Una imagen que Sarah miraba con mucha tristeza desde el umbral de la puerta, haciéndola recordar la muerte de su madre y a la que ella nunca conoció, pensando en dónde estaría su padre,... Entre aquellos pensamientos de tristeza el pequeño Eusko se puso a su lado para darla con el hocico,  ella le miró fijamente y se agachó hacia él pensando: está bien, seguro que papá está bien..

 

Sarah se quedó mirándolos mientras tenía cogido a su perro, y tras ese abrazo entre padre e hija, lleno de dolor y a la vez de amor, se fijó en algo casi inapreciable, los dedos de la mano de la señora Patterson que asomaba fuera de la bañera, se estaban moviendo.

 

¡¡Carl!! ¡¡Mueve la mano!! ¡¡Aún está viva!!- exclamaba la pequeña soltando a la pequeña mascota al suelo.

 

Tanto Carl como su hija se giraron como un resorte, y se fijaron en la mano de Beth, que era cierto que estaba moviéndose, muy poco, pero lo hacía.

 

Cariño, ¿me oyes? Estamos Jessy y yo aquí contigo- la decía a la mujer apretándola la mano y acercándose a ella.
¡Mamá! ¡Cúrate, que estamos contigo!- exclamaba la pequeña.

 

Carl notaba su mano rígida y muy fría, helada. Se acercó a escuchar si aún respiraba, poniendo el oído sobre la boca de su mujer. Escuchaba un pequeño aliento, intermitente, pero existía. Acto seguido la intentó tomar el pulso, pero no se lo encontraba, suponía que tendría las constantes vitales al mínimo.

 

Cariño vas a a aguantar, vamos a salir de ésta juntos, te lo prometo-decía sin soltarla la mano.- Jess trae toallas, hemos de hacerla entrar en calor.- cerró el agua fría y abrió la caliente.

 

La mujer comenzó a reaccionar pues comenzó a apretarle la mano con más fuerza a su marido. El perro comenzó a soltar ladridos de fondo.

 

Sí Beth, estamos aquí. ¡Jess! ¡Trae las toallas rápido!- Carl abrazó a su mujer contra él, intentando que reaccionase de algún modo, mientras el agua caliente comenzaba a envolver su cuerpo.
¡Eusko para!- decía la pequeña Sarah observando el abrazo desesperado del señor Patterson. Entonces se fijó, Beth empezó a abrir los ojos lentamente, estaban desorientados, como si acabase de despertarse de una larga siesta, llenos de capilares, hinchados, que unidos a una cara tan pálida, daban un aspecto bastante enfermizo.- ¡Carl! ¡Está despierta!
¿Mi vida? ¿Me oyes?- la dijo Carl agarrando su cara entre sus manos.

 

La mujer pareció reaccionar, parecía mirarle, parecía fijarse en sus manos. Estaba perdida, pero comenzaba reaccionar a los estímulos, y seguía con la mirada las manos de su marido. Él la acarició el rostro, y la beso emocionado por que estaba viva...

 

Aaaaaggggggggghhh...

 

El señor Patterson cayó de bruces contra el suelo, con una gran herida en la cara, le faltaba un trozo de labio que emanaba sangre a borbotones. Aquel trozo se encontraba entre los dientes de Beth, que se quedó mirando fijamente a su marido mientras comenzaba a incorporarse dentro de la bañera.

Llegó Jess con las toallas, que se quedó pasmada junto a su amiga viendo aquella grotesca imagen entre sus padres.

 

¿Mamá?- la niña dejó caer las toallas sobre el suelo mojado.
¡Niñas! ¡Corred a vuestra habitación y no abráis hasta que yo os lo diga!- dijo el padre desde el suelo.

 

La mujer salió y se abalanzó sobre él. Jess intentó acercarse, pero Sarah la detuvo y la sacó, forcejeando con ella, del baño.

 

¡Jess vámonos! ¡Ahora!- le dijo la chica mirándola fijamente.

 

Ambas salieron corriendo por el pasillo hasta la habitación, dejando atrás los gritos de los Patterson en aquel baño mientras el pequeño pastor alemán las seguía. Consiguieron llegar al cuarto y encerrarse.

 

¿Sarah qué está pasando? ¿Qué le pasa a mi madre?
No lo sé Jess, no lo sé. Pero tu padre nos ha dicho que nos quedemos aquí, así que dejemos que se ocupe de la situación con tu madre, y ahora nos avisará, no le distraigamos. Seguro que lo soluciona, seguro que todo sale bien...- ¿papá dónde estás?.. Pensaba la niña mientras miraba la pantalla de su móvil... 

 

 

 

...

 

 

 

Tac, tac, tac... La luz de los intermitentes lucían al unísono del sonido de los mismos. El coche quedó volcado bajo la lluvia negra, y el agente Owens no hacia más que pensar en el bienestar de su tripulante Kate, pero no podía observar señales de vida desde su posición. Se mantenía junto a su compañero John, fijándose en aquel vehículo de asalto negro, preguntándose cómo podían haber dado con ellos tan rápidamente.

Del vehículo comenzaron a bajar hombres, cinco pudieron contar mientras se cubrían tras otro vehículo aparcado en el arcén. Iban bien equipados, con lo que parecían fusiles automáticos, como con los que fueron atacados en el local de Joe, y ellos únicamente poseían sus dos 9 milímetros reglamentarias. 

 

John aquí estamos en desventaja, deberíamos atraerlos a un sitio cerrado donde poder atacarlos por sorpresa, aquí estamos vendidos.
Sí James, te olvidas de que han venido a por nuestro amigo, el jodido Puerco. Deberíamos sacarle de ahí a él y Kate y salir de aquí como podamos, y hasta no tener algo mejor ocultarnos y únicamente defendernos en caso de estar acorralados.- instó su compañero.
...De acuerdo, necesitaremos una distracción, un señuelo para poder ver cómo están  y sacarles del coche cuanto antes. La cuestión es.. ¿Cómo?

 

Los cinco hombres se acercaban en formación, estaban situados entre los cuerpos de los seres infectados que abatió Joe.

 

Detectives Williams y Meine, sabemos quiénes son. Ustedes no nos interesan, ni la chica, suponemos que se trata de Kate Rutherford, ¿verdad? Únicamente estamos interesados en Sullivan, no desperdicien sus vidas defendiendo a ese maleante. Dejen que nos lo llevemos, y todos ustedes saldrán vivos de ésta. Les doy mi palabra. Cojan a la chica, y márchense. Nosotros nos encargaremos del resto.- dijo uno de los hombres de negro.
¿Por qué les interesa tanto esa escoria?- dijo James gritando desde el vehículo y mirando a su compañero con una mirada cómplice.
Los asuntos pendientes entre mi jefe y Sullivan no les concierne. Obedezcan y volverá a ver a su hija.

 

¿Pero cómo...?- James le susurró a su compañero.- John no podemos fiarnos, a la que nos tengan a tiro podrían abatirnos y seguir su cometido sin tener que exponerse a que sepamos la información que tenga éste..
Estoy de acuerdo tío.- asintió John.

 

No vuelva a hablar de mi hija o lo lamentará.- les dijo el detective con voz amenazante.
No nos haga usted meterla en esto.- respondió entre risas aquel tipo.

 

Un cuerpo se arrastraba tras aquellos hombres. Sus tripas sobresalían de su chaleco, entre aquella lluvia y la oscuridad era casi invisible. Se trataba del tipo que se estaban devorando junto al camión los otros seres.

Arrrrrg, asestó un bocado contra el tobillo de aquel tipo.

 

¡¡¡Joder!!! ¡¡¡Aaaaaaahhhh!!!
¡¡Han mordido a Ben!! ¡¡Cuidado! ¡¡Estamos rodeados!!

 

Empezaron a aparecer infectados de todos lados tras ellos. James y John se asomaron por encima del coche. Habría una veintena de aquellas criaturas que pudiesen distinguir desde ahí  por los fogonazos de los disparos de aquellos hombres defendiéndose.

 

James, ¿querías una oportunidad? Aquí la tenemos.

 

 

viernes, 23 de octubre de 2015

CAPÍTULO 8: LA MANO NEGRA

- Señor, los detectives han conseguido escapar con Joe a salvo, lo trasladan a la comisaría en estos momentos. ¿Cómo quiere que proceda?

- Lo sé, acaban de informarme, ¿sabe si porta la información que buscamos?
- Supongo que la llevará encima, sería su única moneda de cambio contra nosotros. 
- ¿Los detectives pueden ser un problema?
- Los tengo controlados, cuando lleguen a la comisaría nadie saldrá vivo de allí. Está todo listo para llevar el plan a cabo, he podido sortear los sistemas de seguridad sin problemas con este caos.
- Muy bien, aún así no nos arriesguemos. Mándeme las coordenadas GPS del vehículo y mis hombres se encargarán de flanquearlo. No demos opción a que pueda filtrarse la información antes de esta noche. Después, ya será demasiado tarde y no tendrá solución, si aún la hay.
- De acuerdo, ahora mismo se las estoy enviando.
- Perfecto. Smith se encargará de interceptarlos. Mientras tanto usted mantenga su posición hasta que le avisemos. Tras ello, ejecute la orden.
- De acuerdo señor, esperaré y le mantendré informado. 

...

- James ¿cómo está la pequeña Sarah? ¿Todo bien?- preguntaba John mientras observaba a Joe, que se taponaba la herida.
- Si John, el comisario va a encargarse de traerla a comisaría. Han atacado a la mujer de mi vecino Carl, el forofo de los Giants, ¿le recuerdas?- contestaba preocupado por su hija- van a recogerla también y a observarla en el puesto que han montado en la enfermería. Tenemos que solucionar esto como sea..
Joe, ya puedes empezar a hablar, o se te podrá acusar de traición... Espero que realmente no supieses nada de esto y únicamente fueses una marioneta.
- Detective Owens ya le dije y me mantengo sobre lo que le dije en mi local, que además de habernos atacado, ¡he sufrido otro allanamiento en uno de mis almacenes!- decía con voz de víctima- Quisiera llamar a mi abogado.
- ¡Serás hijo de perra!- Kate se giró como un resorte y le escupió desde el asiento delantero- Como le haya pasado algo a Josh... Juro que...
- Kate cálmate, mantén la serenidad, estos tipos son así, te prometo que llegaremos al fondo del asunto- le dijo con voz tranquila y serena a la chica, poniendo su mano sobre su hombro mientras con la otra dirigía el vehículo-
Y tú tranquilo, cuando lleguemos a comisaría te pondremos en contacto con él, pero habiendo todo este alboroto que hay, no creo que...

Ffffccccchhhhhhhhhhhhhsssss..... Apretó el pedal del freno con fuerza, agarrando el volante para intentar no perder el control.
Un frenazo en seco y el coche patinó hasta detenerse apenas medio metro frente a un camión que había volcado. La noche estaba oscura, y con la lluvia, James apenas tuvo tiempo de reacción más que para detenerse y no chocarse.

- ¿Qué demonios?- exclamó John al dolerse del latigazo del cinturón de seguridad.
- ¿Estáis bien? Dios casi no lo veo...- dijo el detective a los tripulantes.- ¿Kate?
- Sí James, tranquilo. ¿Pero qué es eso?- contestó.

A la derecha del camión podía observarse un grupo de tres personas bajo la lluvia, agachados, estaban sobre un hombre. La lluvia y la oscuridad de la calle les convertía en apenas unas sombras, unas siluetas tiñendo la fachada.

- Voy a bajar, puede tratarse del conductor herido y que le estén ayudando, quedaos aquí, John vigila a Williams.- dijo el detective bajando del coche.
- Tranqui Jim, no creo que sea tan tonto como para intentar algo.- dijo golpeando en el hombro al arrestado.- Yo te cubro desde aquí.
- James, tenga cuidado. No sabemos que está pasando aquí.- le instó la mujer.
- Tranquila Kate, sólo voy a echar un vistazo.

James cerró la puerta. La lluvia caía espesa sobre su pelo corto y él apretaba la mirada para poder distinguir con claridad, que empezaba a ajustarse a la oscuridad. Se acercaba lentamente, con su mano sobre la pistola que llevaba enfundada en su chaleco bajo la chaqueta. Se estaba calando, y su compañero no le quitaba el ojo de encima desde el coche, preparado para cualquier cosa si la cosa se torcía. Podía respirarse la tensión bajo aquella situación. A medida que se acercaba a los bultos, distinguía una especie de gruñidos entre el choque de las gotas contra la calzada, contra su cuerpo, contra ellos.., distinguía pequeños sonidos, como si se tratase de animales dándose un festín, como si desgarrasen sus ropas, como si arrancasen su carne... Se acercó demasiado, hasta que se dio cuenta de que eso era realmente lo que estaba ocurriendo. Se quedó hipnotizado con lo que estaba viendo, se quedó bloqueado, aquellos tipos estaba destripando al cuarto que estaba en el suelo, parecían hienas repartiendo el botín. Uno de ellos giró la cabeza lentamente hacia él, de su boca borboteaba la sangre de un pedazo de carne que estaba masticando.. Se comenzó a reincorporar lentamente, sin dejar de clavarle la mirada, como un depredador que no pierde la pista a su presa, una mirada fría, una mirada con odio, una mirada que paralizó al detective, que no dejaba de observar a esa criatura, con sus ropas mojadas, rotas, con un cuerpo blanco y frió, y empapado en rojo púrpura. La criatura comenzó a andar lentamente hacia él, como esperando el momento exacto para asestar el golpe de gracia. Tras de ella, se levantaron otras dos sombras, que habían dejado de despellejar al tipo con el que se estaban ensañando, para seguir al primero en levantarse. Como si de una pequeña manada se tratase, las tres criaturas avanzaban lentamente dirección al detective, era una imagen espeluznante. James no podía apenas a moverse, como si su cabeza estuviese intentando descifrar aquel escenario y el cómo actuar. Dio un paso atrás, mientras desenfundaba el arma que tenía a su derecha, momento en el que el primero de los seres corrió hacia él y se abalanzó, no sin antes recibir un disparo en el pecho. 
La criatura intentaba alcanzarle con sus manos, forcejeaba con él, intentaba morderle. Sus caras estaban frente a frente tirados sobre el arcén, lanzaba mordiscos al aire, estaba como loco por alcanzarle en la cara con uno de ellos. Mientras caía sobre la cara del detective babas y sangre que procedían de la boca de aquel ser. No podría aguantar mucho, y no podía usar su arma, además tenía perdidos de vista a los otros dos...

BUUUUM!!!

La cabeza de aquel ser reventó, y el detective se lo quitó de encima, una mano se lanzó sobre él agarrándolo del hombro.

- Vamos colega, estos tíos están jodidos.- decía John con aquel tipo de humor negro, mientras disparaba sobre los otros dos, que caminaban hacia ellos.
- Gracias tío, casi no lo cuento.- agarró su arma y empezó a abatirles junto a su compañero. Pero estos no caían.
- ¡Joder! ¡Estos tíos no mueren o qué!- exclamaba el compañero.

BUUUUMM. BUUUUMM.

Dos disparos de mayor calibre emergieron tras de ellos, destrozando la cabeza se aquellos seres.

- En la cabeza nunca falla señores detectives.- decía Joe agarrando una escopeta delante de ellos.- Espero que no les haya molestado que me hay hecho con este juguetito.- decía sin dejar de apuntarles.- Tiren las armas, ahora.
- Mierda.. Mi escopeta de emergencia, la tenía bajo el asiento..- farfullaba John mientras miraba a su compañero, asintiendo y tirando las pistolas.
- Y ahora van a dejar que me marche, ya les he salvado la vida suficientes veces por una noche, nuestros caminos se separan. Me llevaré a la chica como seguro para ver que no me siguen, ¿de acuerdo?- decía dirigiéndose al coche en el que podía distinguirse a Kate inconsciente sobre el asiento del vehículo.
- ¿Qué la has...- James dio un paso adelante.
- ¡Tranquilo Jim! Sólo la noqueé. Un par de aspirinas y como nueva. Y con esto detectives, ¡¡bon voyage!!- abrió la puerta del conductor y se metió cuando se escuchó el rugido de un motor de enorme cilindrada.

Tras de ellos apareció un vehículo de asalto a toda velocidad que embistió al coche con muchísima fuerza, derribándolo con Kate y Joe en su interior. Los detectives se tiraron hacia un lado, antes de que aquel vehículo les atropellase. Agarraron sus armas, y vieron como aquel monstruo mecánico daba la vuelta, y comenzaban a salir sombras de su interior.

- Mierda, nos han encontrado... John, ¿estás preparado?- dijo James sosteniendo su arma con fuerza y firmeza- No saben con quiénes están tratando...

CAPÍTULO 7: LA OSCURIDAD DE LA NOCHE

Knick-knick, Knick-Knick.. Comenzó a sonar y vibrar el móvil de Kate:

- ¡Dime James! ¿Qué está pasando? ¡Escuché una fuerte explosión y me temí lo peor!- gritaba Kate al observar la llamada del detective Owens.
- Kate calma, tienes que ayudarnos, vamos a salir por la parte de atrás, ¿puedes decirnos si está despejado?
- Sí, un momento, con todo el revuelo que había ya me preparaba para huir con el coche. No tienes ni idea de la que se está liando aquí afuera, hay ambulancias, bombe...
- ¡Kate por favor!- le interrumpió James- ahora necesito que mires eso, y de ser así que nos recojas a toda prisa.
- Vale, vale, perdón. 

Kate condujo hasta la parte posterior de los bloques que parecía estar vacía:

- James, salid no hay nadie, ya estoy aquí.- dijo la chica metiendo el coche por esa calle.
- Estate lista, salimos....

BUUUUUMMMMM! Sonó otro estallido a través del móvil.

- ¿James? ¿Estás ahí?- la señal se había cortado y la chica miraba con preocupación a través de los cristales cómo se cerraba la noche y comenzaba a arremeter la lluvia con más fuerza.

De pronto observó una especie de compuerta abrirse desde el suelo, de la que comenzó a emerger una humareda gris, de ella aparecieron la silueta de dos tipos, uno parecía estar herido, el otro.. ¡Era John! Tras de ellos salieron un tipo enorme y James, que apuntaba hacia el agujero del que procedían mientras cerraba la escotilla.
Kate aceleró con el coche hasta ellos.

- ¡Cómo me alegro de veros!- dijo Kate abriendo la puerta del conductor.- un segundo, ¿éste es Joe Williams? ¿Qué hace él aquí? ¿Cabrón qué le hicisteis a mi novio?- exclamó con fuerza.
- Kate ponte de copiloto, yo conduzco, y calma, ellos irán atrás. John, mételes, a prisa.- instaba el detective a su compañero.
- Ya le habéis oído, ¡adentro!- dijo el John forzándoles a entrar por la puerta trasera del Jeep.

Joe y Klaus se miraron con cara de desaprobación pero finalmente comenzaron a entrar por la parte trasera cuando un proyectil impactó sobre la cabeza de Klaus, como si se tratase de un clavo al entrar en un tablón de madera, ese ruido seco retumbó dentro del coche, dejando a todos sin aliento. Otro proyectil impactó sobre el pecho de Joe antes de que John se arrojase con él adentro del coche.

- ¡Acelera!- grito John tumbado sobre El Puerco en la parte de atrás.

El coche salió quemando rueda sobre el asfalto y dejando atrás la silueta de cinco sombras que se perdían en la lejanía..

James sacó su teléfono del bolsillo y tecleó el 1 en su pantalla táctil para la marcación rápida:

- ¡Nena! Siento no haberte podido llamar antes, dime, ¿estáis bien? ¿Está Carl por ahí?- preguntaba el detective a través del móvil mientras conducía dirección al California Pacific Medical Center, el hospital más cercano para que atendiesen a Joe, el cual tenía una herida de bala bajo su hombro izquierdo, no era mortal, pero necesitaba que se cortase la hemorragia.
- ¿Papá qué está pasando? La señora Patterson está herida y la está atendiendo Carl. Papá estoy preocupada.- decía la niña desde el otro lado de la línea.
- ¿Qué la ha pasado? ¿Por qué no llamáis a una ambulancia? Pásame a Carl.
- Vale espera...-Sarah pasó el móvil al señor Patterson.
- James estoy ocupado, Beth tiene mucha fiebre y los hospitales están colapsados, por no hablar de la gente que vemos en la tele que parece con la rabia tío, ¿sabes algo que pueda ayudarme? A Beth no para de subirle la fiebre, ha vomitado sangre, ¡joder no sé qué la pasa! Por favor ayudanos.- decía el marido desesperado mientras metía a su mujer en la bañera con agua fría.
- Carl, voy a llamar a comisaría ahora mismo para que te manden una UVI inmediatamente, tenemos servicios directos para los agentes. Mantén a las niñas alejadas, puede ser peligroso, y tened cuidado, por lo visto hay un virus propagándose por toda la ciudad, estoy encargándome de ello. Llámame de nuevo cuanto os recoja la unidad ¿vale? ¿Las niñas están bien?- preguntaba James con preocupación.
- Sí sí, la niñas están bien. Beth llegó con un arañazo, espero que no se trate de algo grave, sólo que ha pillado en medio de este caos y no sé qué hacer. La estoy bañando en agua fría. Y gracias tío, cuánto venga la ayuda yo te aviso con lo que sea. Y James, de nuevo gracias.

James colgó y cogió la radio del coche:

- Soy el detective Owens, con número de placa 22111. Hemos sido atacados y necesito saber si el California Pacific se encuentra operativo.
- Detective Owens, ahora mismo los hospitales están custodiados por el ejército, nadie entra ni sale de allí sin su aprobación, además de la demanda de emergencias, la línea se encuentra saturada, ¿está herido usted o su compañero?
- No no, se trata de uno de los testigos del caso en el que estamos trabajando, sufre una herida entre el pecho y el hombro izquierdo, creemos que no es grave pero necesita que cierren la hemorragia.
- Tráiganlo a la comisaría, tenemos un par de médicos encargándose de las heridas de los compañeros en la enfermería. Si no es algo grave podrán tratarle.
- De acuerdo, vamos para allá, gracias Lucy.- agradeció el detective a su compañera de centralita.

Volvió a coger el móvil y marcó en esta ocasión el teléfono del comisario:

- ¡Dime Owens! Están bien usted y el señor Meine.- refiriéndose así a su compañero John.
- Bien Bridges, estamos bien, trasladamos a la comisaría a El Puerco que está herido, y sabe algo sobre todo lo que está ocurriendo, necesitamos interrogarle.
- ¿Ha hablado ya? ¿Qué os ha dicho?
- Aún no, pero hablará, se lo aseguro, han atacado su club y matado a sus ayudantes. No tiene otra que pactar con nosotros. Pero llamaba para ver si puede hacerme el favor de mandar un coche a recoger a mi hija y a la mujer de mi vecino, que está herida por un ataque y muestra síntomas de fiebre, necesita tratamiento señor.
- Veré lo que puedo hacer Owens, está toda la ciudad patas arriba. ¿Intentaré mandar a alguien a recogerlas de acuerdo? Mándeme los datos de su dirección cuando pueda y usted venga aquí a toda prisa, y si les dice algo llámeme inmediatamente. Esta ciudad está sufriendo un ataque a gran escala, y los militares están tomando el control sobre cómo actuar.- dijo el comisario con voz muy tranquila.
- Muchas gracias señor, se lo agradezco. Ahora mismo se los envío.
- Tengan cuidado detectives.- y se cortó la línea, momento en el que James mandó la dirección dónde se encontraba su hija a través del móvil al comisario.

El coche circulaba a toda prisa por una ciudad en llamas, estaba siendo asediada, y los detectives no podían permitirse ningún error si querían poder dar con una solución que llegase a tiempo. Se movían dentro de una maquinaria que comenzaba a mover todo su engranaje...


CAPÍTULO 6: SILENCIO Y CAOS

El estadio enmudeció, no se escuchaba ni un alma tras las imágenes emitidas por la pantalla gigante del video marcador. Las palabras dichas por aquel hombre encapuchado no dejó a nadie indiferente. Los jugadores se miraban sorprendidos, no sabían qué hacer. La gente desconcertada, no entendía si se trataba de una broma de mal gusto, de algo preparado por la animación o si realmente se trataba de algún tipo de ataque terrorista. De pronto, aquel silencio se rompió. Un grito de auxilio salía de uno de los accesos a las gradas, un tipo salió disparado, como si huyese del mismo demonio, y antes de que la seguridad del estadio reaccionase y pudiese llegar hasta él, otros dos tipos salieron de las sombras y se abalanzaron sobre el mismo, cayendo los tres desde las vallas de las gradas hasta el campo. 

La gente se levantó de sus asientos asustada y comenzó a murmurar, pero nadie hacia nada. 
Aquel tipo comenzó a retorcerse de dolor en el suelo, sólo se escuchaban sus gritos de lamento, de dolor, pedía ayuda. Uno de sus dos perseguidores comenzó a moverse, arrastrándose hacia él, hasta alcanzarle, en ese momento le agarró del brazo al herido y le propinó un mordisco. El tipo peleó, intentaba quitárselo de encima pero no podía moverse apenas. Los jugadores estupefactos ante tal escena reaccionaron y el capitán de los locales fue en su ayuda y le golpeó con el bate en la cabeza al atacante. Quedó KO en el acto, sin embargo de pronto el otro caído se levanto y lanzó contra el cuello del “héroe”, cayendo ambos al suelo, hasta que el resto del equipo pudo quitárselo de encima mediante golpes de bates. Se vivió una imagen bastante sangrienta por televisión antes de que se cortase la señal.

“ Buenas tardes desde Game 47, no sabemos que está ocurriendo en éstos momentos en AT&T Park. Hemos decidido interrumpir la emisión debido al contenido violento de las imágenes que estaban siendo captadas por nuestras cámaras. Les iremos comunicando a medida que vayamos siendo informados. Gracias y disculpen las molestias.”

A continuación comenzó un documental sobre la fundación de los Giants en San francisco...

- ¿Pero qué..?- Carl cambió el canal en busca de más información, en KTVU estaban retransmitiendo desde el Chinesse Hospital en directo, en la imagen se veían soldados asentados apuntando a una mujer embarazada junto a otro tipo, que al parecer huían del hospital, como titular de la noticia “posible ataque terrorista biológico en el hospital”...
- ¿Papá que está pasando?- preguntó Jessica a su padre mientras Carl buscaba el móvil nervioso.
- No lo sé chicas, voy a intentarlo averiguar, id a vuestro cuarto por favor y en cuanto sepa algo os aviso.- estaba asustado.
- Pero papá.. ¿Y mamá?
- Jess por favor, haced lo que os digo, ¿vale? Voy a llamarla y en cuanto hable con ella te aviso, dijo agarrando a la niña intentándola calmar.

Las chicas se dieron la vuelta y subieron las escaleras hacia el cuarto de la jóven

- Sarah estoy asustada, ¿qué pasa?
- Jess no te asustes, voy a llamar a mi padre a ver si sabe algo, y no te preocupes por tu madre que seguramente estará comprándose un abrigo muy bonito y ni se ha enterado de lo que está ocurriendo.- calmó la pequeña Owens a su amiga.

La tarde comenzó a encapotarse, dando lugar a una noche con moderada lluvia. Carl se desesperaba intentando contactar con su mujer a través del móvil,viendo que había numerosos ataques, y entre ellos uno en el Westfield, el centro comercial al que les dijo que iría, pero el teléfono no daba señal...
En medio de ese caos de noticias e imágenes por televisión y la desesperación por no dar con ella, haciendo volar la imaginación hacia lo peor, aparecieron unos focos frente a la casa. Era el coche de Beth. Carl salió disparado hacia el coche bajo la lluvia.

- ¡Mi vida! ¡Estás bien!- Carl la abrazó con fuerza.
- ¿Carl qué está pasando? ¿Se sabe algo? He visto muchísima policía, he escuchado disparos, y no dejaban pasar a la gente de unos límites, los militares acordonaban la zona, pero conseguí sortearlos.- contaba Beth agotada y mientras se dirigían hacia dentro.
- Hablan de un ataque terrorista, de un ataque biológico. No se qué pasa cómo afecta, pero por lo que he escuchado vuelve agresiva a la gente. Menos mal que estás bien mi vida.. Oye, ¿eso qué es?- dijo mirando un arañazo sobre su brazo cuando ésta se quito la chaqueta empapada.
- Carl aquello era una locura, ¡dios mío, qué miedo!- dijo temblando- Estaba mirando unos vaqueros para Jess cuando saltó la alarma contra incendios y comenzó a desatarse la locura. Vi gente corriendo hacia todos lados, se atacaban entre ellos, ¡por el amor de Dios, una mujer mordió al dependiente de la tienda!.. No sabía qué hacer así que me dirigí al ascensor y estábamos esperándolo dos chicas, y sí, ya se que en caso de incendios no ha de utilizarse, pero bajar las escaleras.. ¡Era una estampida!- tomó aliento- Total, el ascensor llegó con otro hombre que llevaba un hacha del centro, y nos montamos una de las chicas y yo, a la otra la agarraron dos chicos entre mordiscos, y otro que se dirigía hacia nosotros, le embistió con el hacha en la cabeza el otro tío. Joder aún veo su cara, con los ojos desorbitados, y la boca llena de sangre, los gritos de aquella mujer de fondo.. ¡Qué horror!- dijo temblando entre sollozos y lágrimas.
- Mi vida ya estás a salvo, estoy contigo, pero el brazo cuéntame, ¿cómo te hiciste eso?- preguntó su marido preocupado arropándola con una manta sobre él.
- No lo sé Carl, el caso es que al llegar a mi planta del parking salí corriendo hacia donde tenía aparcado el coche, lo abrí, y al ir a entrar, una joven me agarró desde el suelo y m caí, forcejeé con ella, y tuve que darle una patada en la cara, ¡parecía estar poseída! Conseguí levantarme, montar en el coche, y conduje a toda velocidad por la salida de emergencia antes de que terminasen de montar la barricada. Al coche que iba tras de mí le dispararon Carl, sólo era gente que intentaba huir de ese caos como yo, ¿por qué lo hacían?- el pulso de Beth se aceleraba contando la historia, Carl la intentaba tranquilizar, pero cada vez temblaba más.
- Cariño cálmate, ya estás en casa, vamos a cuidar de ti.- a Carl no le dejaba de preocupar ese arañazo, se levantó y fue a por el botiquín y a por vendas.
- ¿Mamá?- Jess bajó por las escaleras directa a por su madre hasta abrazarla.- ¡Mamá! Estábamos preocupadísimos por ti. ¿Estás mala? Papá creo que tiene fiebre, ¿y esa herida?- parecía un huracán de sentimientos sobre su madre.
- Jess apártate, toma Beth, tómate esta pastilla, te bajará la fiebre. Déjame el brazo, te lo desinfectaré.- dijo portando una gasa y el bote de alcohol después de darla un gelocatil- Esto va a doler...
- ¿Señora Patterson está bien? Carl, no consigo contactar con mi padre.- Jessica estaba muy preocupada viendo los acontecimientos que estaban ocurriendo.
- Jess dame un minuto y estoy contigo, voy a terminar de limpiarle la herida y vendársela e intentamos llamarle, pero seguramente esté ocupado con su caso o con todo el lío que parece haber. No te preocupes por él, si hay alguien que sabe cuidar de si mismo, ese es tu padre.

La niña asintió, pero aún así volvió a repetir la llamada. Miraba la pantalla del móvil que reflejaba Aa Papá, emitía señal, pero no había respuesta..

...

Beep, beep. Vibraba el móvil de James..

- ¡Mierda Joe, explícanos qué sabes de todo esto! Has visto lo que está sucediendo, y después están los tipos de ahí fuera que van a por ti, son profesionales, te desactivaron las cámaras y accedieron dentro sin que te enterases, y todo es porque sabes o tienes algo que ellos no quieren que nos cuentes, así que, ¡habla antes de que sea demasiado tarde!- le instaba el detective mientras pensaba en el bienestar de su hija tras ver lo que estaba ocurriendo por televisión.
- ¡James os aseguro que no se nada más de lo que os he contado!- aseguraba entre sudores El puerco.
- ¿De acuerdo, hay alguna otra manera de salir de aquí que no sea por esa puerta?- preguntó Owens con rabia.
- .. Sí, Klaus, abre la compuerta hacia el patio, saldremos todos por ahí.- dijo el Jefe mirándole con mirada segura a su fiel guardaespaldas e indicando a los detectives por dónde ir.

Klaus asintió y cuando se dirigía a un armario para accionar la palanca y John se disponía a entrar por la trampilla, James disparó sobre el brazo del perro fiel, al cuál se le calló un revólver escondido entre la palanca. Este cayó contra la pared gritando de dolor, y de repente se cortó la luz. Iban a entrar a por ellos de un momento a otro.

- Joe, se acabaron las tonterías, me he cansado de hacer las cosas de la manera correcta. Camina ahora mismo, y tú, -mirando a Klaus- como vuelvas a intentar algo así, el siguiente tiro irá directo a tu nuca, ¿entendido?- les dijo James mientras accionaba la palanca que abría la trampilla y se guardaba el revolver a la espalda.

John empujó a Klaus bajo el agujero, que se dolía del disparo agarrándose con rabia y dolor. Joe les seguía, siendo apuntado por el arma del detective James, que cerró la trampilla al bajar. Iban por un conducto que llevaba directo a la parte de atrás cuando escucharon una fuerte explosión en la sala que habían dejado atrás. Era cuestión de tiempo que encontrasen la trampilla, era inminente la confrontación sino se daban prisa. James no daba crédito a lo que estaba ocurriendo y sabía que en la insistencia de aquellos hombres enviados a matar a Joe estaba la clave. Había algo que no querían que llegase a la luz, y él estaba dispuesto a cualquier cosa para averiguarlo y parar a ese lunático que se hacía llamar Capucha Negra...