lunes, 30 de noviembre de 2015

CAPÍTULO 13: PERDIDO

- Vamos a activar la “fase Maníaco”. Todavía no me creo que no hayan podido acabar con un par de policías mediocres... Ese mafioso debía estar muerto desde el momento en el que le detectamos fisgando donde no debía.
- Señor, usted no quiso levantar sospechas de más respecto al tema, yo le recomendé incendiarlo todo...
- Señor Smith... Dejémoslo, ¿están preparados los “Cuatro”?
- Sí Capucha, como usted pidió. Les inoculamos el Virus Alfa, y a excepción de Ramsés, los demás están preparados para soltarlos...
- Perfecto, dispóngalo todo y en media hora estaré abajo para ponerlos al corriente en persona y liberarlos por la ciudad..- dijo Capucha Negra observando en su muñeca negra un reloj que marcaba una cuenta atrás..- El plan continúa tal cuál, sólo aceleraremos su puesta en escena..

Smith asintió, dio media vuelta y atravesó una puerta metálica hasta desaparecer por las escaleras... 



...



¡¡Bum Bum!!!

John disparó contra la puerta que se encontraba, destrozó la cerradura. Aquellos seres le seguían a  distancia, pero el cansancio comenzaba a hacerle mella, y no conocía el terreno sobre el que se encontraba, únicamente sabía que tenía que llegar hasta el garaje, pues la puerta del edificio por la que se introdujo su compañero, al igual que por la que entró él, conducían todas a un mismo garaje comunitario.
De una patada abrió  la puerta y la cerró tras de sí, sin embargo una criatura más veloz que las demás consiguió alcanzarle, introduciendo medio cuerpo por la abertura antes de que pudiese cerrarla. John no lo pensó.

¡BUM!

La cabeza de aquel ser explotó contra la pared, cayendo su cuerpo hacia atrás y pudiendo cerrarla. Había un seguro sobre la cerradura, y lo corrió antes de que llegasen más seres y pudiesen tirarla abajo. La puerta comenzó a ser golpeada con fuerza. John corrió hacia un vehículo aparcado junto a la puerta, rompió con la culata de su arma la ventanilla, y le quitó el freno de mano, adelantándolo hasta ponerlo tras la puerta, haciendo imposible que pudiesen conseguir abrirla. Volvió a echar el freno mientras se limpiaba el sudor..

- Ha faltado poco...- se quedó recostado en el asiento, descansando y analizando la situación, de pronto escuchó un disparo a lo lejos.- ¡Oh mierda, espero que no estén en apuros!- se dijo a sí mismo mientras abandonaba el vehículo dirección hacia donde procedía el sonido del disparo de una 9mm, el arma de su compañero... 



...



La música paró, y James salió de la habitación lleno de salpicaduras de sangre. En su mano sostenía un martillo empapado de rojo púrpura. Lo dejó caer contra el suelo. Frente a él se encontraba Joe, que sostenía a Kate arropándola bajo una manta que había encontrado sobre el maletero de un Jeep aparcado. Ella se encontraba temblorosa, él mudo mirando al detective, como intentando descifrar que había ocurrido ahí adentro.
James se acercó a la chica.

- ¿Kate puedes oírme? Ya no pueden hacerte daño, estamos contigo ¿vale?- le susurró el detective mientras la cogía la mano. Ella no podía emitir respuesta, y la mirada de él seguía siendo de una tranquilidad sobrecogedora tras haber ocurrido lo que ocurrió.- Joe, ¿ha dicho algo?
- No Owens, cogí una manta y la arropé, pero no ha dejado de temblar, y aquí hemos estado esperando a que salieses. ¿Qué vamos a hacer ahora?
- Debemos llegar a la comisaría, ese sigue siendo nuestro plan, y no podemos fiarnos de nadie.. El mundo parece haberse vuelto loco. Cogeremos un vehículo y sin parar nos dirigiremos hasta allí. 
- James espera... Deberías de tener esto.- Joe se remangó, y comenzó a apretar sobre una cruz tatuada sobre su brazo. Bajo la piel comenzó a emerger una pequeña cápsula.- Toma, lo mantenía como moneda de cambio contra el tipo que ha organizado todo este barullo, pero me parece que de poco me va a servir, debes creerme cuando te digo que no tenía ni idea de todo lo que ha ocurrido. El plan en teoría era infectar a un pardillo con una especie de ébola modificada para cundir el pánico en la población. Él sacaría la cura a través de una farmacéutica asociada y sacaría mucho dinero por la vacuna. Aún así le dije a Klaus que se introdujese en su red a través de la línea con la que nos comunicábamos y sacase toda la información que pudiese para cuidarnos las espaldas. Robamos muchos datos hasta que se dieron cuenta y cortaron el enlace, sin embargo toda la información que pescamos  está encriptada. Necesitas un ordenador lo bastante potente y algún  experto  para poder ver lo que trama en realidad ese cabrón. 
- Mmm... En el departamento tenemos a Cheap,  fue un hacker, un pirata informático hasta que le pillamos y le “convencimos” de que trabajase con nosotros. Si alguien puede encargarse ese es él.  Ahora con más motivo hemos de llegar hasta allí...

Clonk...

- ¿Quién anda ahí?- el detective desenfundó su arma apuntando tras un furgón del que procedía el sonido de aquel golpe.- No lo volveré a repetir, ¿quién anda ahí?- preguntó de nuevo  con fuerza.
- ¡No disparé por favor!

Un tipo salió tras aquel furgón con una pequeña tras de él. Levantaba los brazos.

- ¡No hemos visto nada! ¡Déjenos ir, se lo suplico!
- ¿Qué hacían ahí atrás?.. ¿Nos espiaban?- James empuñaba su arma con fuerza avanzando hacia aquel tipo. – ¡Hablen!
- Mire, estábamos escondidos en nuestro coche cuando escuchamos un disparo contra la puerta cercana al sitio donde nos encontrábamos aparcados. Vimos a dos hombres armados atravesar el acceso al garaje, a ustedes dos. Pensamos en pedirles ayuda y avanzamos con cautela tras de ustedes para ver si eran de fiar. Después nos fijamos en  una luz procedente de un trastero y vimos que ustedes avanzaron a toda prisa hacia allí. ¡No vimos nada más, lo juro! Ésta es mi hija, déjenos marchar. 
- Me oculta algo.. ¿Qué más vio, por qué se mantenían ocultos?.. ¿Por qué no pidieron ayuda?
- Señor... Déjela marchar a ella, por favor.
- ¡Que me lo diga! – James le encañonó  su arma contra la frente mientras le exigía con fuerza aquella explicación. Kate y Joe se asustaron...
- ¿Detective qué..? – le dijo Joe.
- ¡Calla, tiene que contestarnos, aquí nadie es trigo limpio por lo que veo! – James le cortó, estaba perdiendo el control.
- ¡Vale, vale!.. Le vi disparar a aquel hombre, después sacar a aquella muchacha golpeada y volvió a entrar... Esperamos en silencio y le vimos salir con aquel martillo y cubierto de sangre.. – hizo una pausa – Por favor, es toda la verdad, deje que ella se marche se lo suplico, ella no ha entendido lo que ha visto, ¡por favor!.. – suplicó aquel tipo cubriendo a su hija.
- ¡Pero que coño... James baja el arma! – John apareció de entre las sombras apuntando a su compañero... - ¡Ahora!

James permaneció inmóvil.. Parecía comenzar a ser consciente de la locura que estuvo a punto de cometer.. Soltó el arma y se quedó perplejo.. 

- Lo siento.. Yo..
- Tranquilo compi.. ¿Ya estamos juntos de nuevo para combatir el crimen, vale? – John recogió el arma de su compañero y se dirigió a Joe - ¿Qué coño ha pasado aquí? ¿Kate, estás bien?
- Ahora te cuento.. Te has perdido mucho..- le respondió Joe.

James se apartó, y se sentó contra la pared. Se miraba las manos, comenzó a asimilar todo lo que había ocurrido.

- Y ustedes.. ¿Quiénes son? – preguntó John a aquellos desconocidos.
- Me llamo Frank Wolf, soy periodista del Fox Nation, y  ella es mi hija Andrea..


...



El coche circulaba a toda velocidad entre las calles, la lluvia había cesado pero la noche seguía todavía sumida totalmente en la oscuridad. 
La pequeña comenzó a abrir los ojos. Se encontraba el la parte de atrás del vehículo recostada. Distinguió la voz de su amiga Jessica en aquella conversación.
Comenzó a reincorporarse.

- ¡Sarah! ¡Estás despierta! – la pequeña Patterson se abalanzó sobre ella con un fuerte abrazo.
- Jess.. ¿Cómo..? ¿Dónde estamos..? ¿Y tus padres? – la joven se encontraba desorientada.
- Sarah, mis padres no... – Jessica se echó a llorar. – El agente Callery nos recogió antes de que acabasen con nosotras.- dijo entre lágrimas.
- ¿Un momento, y Eusko?

Desde el maletero pudo escucharse un pequeño ladrido. Sarah se asomó por los asientos y observó al pequeño pastor alemán moviendo su cola nervioso al verla.

- Él os protegió hasta que llegué, no podíamos abandonarle allí. – dijo sonriendo el tipo al volante  – Encantado de conocer a la hija del agente Owens, tu padre no para de hablar de ti. – la pequeña se sonrojó. – El comisario Bridges me mandó ir en vuestra búsqueda, lo siento, pero ya le expliqué a Jessica que no pude hacer nada por sus padres.
- ¿Conoce a mi padre? ¿A dónde nos lleva?
- Claro que le conozco, es uno de los mejores en comisaría, y es allí precisamente donde vamos.
- Es extraño, nunca le escuché a mi padre hablar de usted, ¿me puede enseñar su identificación? – exigió la niña.
- ¡Sarah! ¡Nos salvó la vida! – le recriminó Jess.
- Jajaja. Tranquila pequeña, tu padre te ha enseñado bien, y más en los tiempos que vivimos. Hay que andarse con mucho ojo... Toma, aquí la tienes. – dijo el agente mientras se sacaba la documentación con su placa del bolsillo de su chaqueta – El motivo por el que no habrás oído hablar de mí es porque allí somos muchos, y hace sólo una semana que me trasladaron desde la comisaría de Alameda.
- Steven Callery, número de placa 2214 – murmuró la pequeña - ... de acuerdo agente Callery, le pido disculpas por mi desconfianza. ¿Mi padre se encuentra en la comisaría?
- Nada. – recogió su placa – Cuando me mandaron para acá el detective Meine y su padre trasladaban a un sospechoso a comisaría, no he vuelto a saber nada de ellos.
- Vaya.. Perdí mi móvil. – exclamó la chica – ¿podría dejarme el suyo para  que le llame?
- Por supuesto, aunque tal vez se encuentre ocupado.
- Gracias por la anotación, aún así lo intentaré.
- ¿Sabe su número? Yo no le tengo. – dijo el agente facilitándole el terminal mientras seguía conduciendo – Ya puedes marcarlo.

Sarah tecleó los números del teléfono de su padre sobre la pantalla táctil y dio a llamar.

Peeee... Peeee... Peee...

Los tonos se sucedían pero nadie respondía a la llamada...

- ¿Dijiste que se encontraba con John Meine?
- Sí, eso es lo último que sé.
- De acuerdo.

En esta ocasión Sarah tecleó el teléfono del compañero de su padre. Su número lo había memorizado a causa de las veces que tuvo que contactar con su padre a través de él, debido a que se centraba demasiado en los casos y perdía la noción del tiempo.

Peee... Peee...

- ¿Sí? - se podían escuchar jadeos de cansancio a través de la línea.
- ¡¡¡John!!! ¡¡Soy Sarah!! ¿Está mi padre? – exclamó la pequeña emocionada.
- ¿Sarah?.. Sí, pero...  escucha no podemos hablar ahora mism...

Pe pe pe...pe pe pe...

La joven dio al botón de rellamada con desesperación, pero en esta ocasión no dio otra respuesta que la de que el teléfono se encontraba apagado... Algo estaba ocurriendo, y su hija se preguntaba que significaba el “sí, pero” de John al preguntar por su padre...

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