sábado, 31 de octubre de 2015

CAPÍTULO 10: AL FINAL DEL PASILLO

Las niñas se encontraban sentadas sobre el suelo. Jessica agarraba su almohada entre lágrimas, Sarah tenia a Eusko entre sus piernas y pendiente de su móvil por si su padre daba señales de vida tras varios intentos fallidos de contactar con él mediante llamadas.. Ambas no quitaban la mirada de la puerta, estaban expectantes, esperando que Carl las dijese que podían salir a ayudarle con la señora Patterson, que se encontraba mal y que todo iba a solucionarse, que esa ambulancia había llegado... Cualquier cosa que no fuese ese silencio. Ese silencio que estaba acompañado por las gotas del agua chocando contra la ventana en aquella noche tormentosa. Estaban impacientes por poder hacer algo que no fuese más que esperar..

 

Sarah, voy a salir a ver si están bien mis padres, no puedo quedarme aquí quieta.
Pero Jess tu padre..
Ya sé lo que dijo mi padre.- la interrumpió la muchacha- Pero necesito saber si están bien, si no necesitan nuestra ayuda. Tú quédate si quieres pero yo tengo que salir.
Mmm, de acuerdo, pero vamos con mucho cuidado ¿vale? No sabemos lo que está pasando.- la pequeña Owens soltó a Eusko- Tú espera aquí quieto.

 

Las niñas abrieron la puerta muy lentamente. Ambas se asomaron al pasillo, un pasillo que estaba oscuro, únicamente se veía al final de éste la luz del baño atravesando el umbral de la puerta entreabierta. Se miraron entre ellas asintiendo, como aprobando mutuamente la pequeña expedición. Podía escucharse desde la parte de abajo de la casa aquel sonido molesto de la televisión cuando no emite nada, esa niebla televisiva hacía más inquietante, si aún cabía, aquella situación. Ambas andaban a hurtadillas, procuraban ser lo más discretas posibles, avanzaban muy lentamente, Sarah con un paso más seguro, Jess temblorosa junto a su amiga, preguntándose por qué no sabían nada aún de sus padres. A medida que avanzaban, podían distinguir el chocar del agua del grifo abierto de la bañera, y como iba asomandopor debajo de la puerta, a medida que ésta se desbordaba. Acercándose podían observar como el líquido estaba teñido de un color rojo púrpura, cómo iba extendiéndose por el suelo. Ambas se quedaron heladas por unos segundos, hasta que Sarah se armó de valor y agarró la mano a su amiga, dándola seguridad y retomando la marcha juntas.

La casa se iluminó por completo durante unos segundospor un relámpago, un rayo debió de caer muy cerca.

 

Guau!! Guau!! Grrrrr!!

 

El pequeño Eusko era muy asustadizo con las tormentas, y esto provocó  que se pusiese nervioso y comenzase a ladrar sin control.

Las chicas se giraron como un resorte.

 

¡Chsss Eusko¡Tranquilo, calla!- le intentaba susurrar Sarah a su perro.

 

El perro se calmó, pero de pronto la puerta del baño que quedaba detrás de ellas se abrió. Una sombra asomaba en aquel haz de luz. Se escucharon unos pasos andando encima de aquel suelo encharcado.

Las chicas se giraron muy lentamente, estaban asustadísimas, no se atrevían a mirar y lo hacían prácticamente de reojo.

Era la señora Patterson. Podían observar su silueta, estaba a contraluz con la iluminación que emanaba desde el baño. Se la veía empapada y temblorosa. Ellas no podían diferenciar su rostro, pero sabían que las estaba mirando. Su boca producía un sonido chascando sus dientes. Sus brazos parecían agarrotados. Caían gotas de su cuerpo húmedo contra el suelo. Ambas no podían decir una palabra, se miraban entre ellas, no sabían qué hacer, hasta que Jess se atrevió:

 

¿Mamá?

 

Aquella mujer temblorosa soltó una especie de rugido, y comenzó a correr hacia ellas como si le fuese la vida en ello. Soltaba gritos, alaridos, movía sus brazos en todas direcciones mientras corría con todas sus fuerzas hacia ellas.

 

¡Vamos Jess! – Sarah la agarró del brazo, tirando hacia ella, que había quedado inmóvil. 

 

Las niñas corrieron a toda velocidad hacia la habitación, mientras el pequeño Eusko las esperaba ladrando. Tras de ellas la criatura acortaba distancias, las ganaba metros. Estaba a punto de atraparlas, cuando ellas consiguieron entrar en la habitación, y de un portazo pillaron el brazo de la madre, soltando un grito de dolor mientras lanzaba arañazos tras la puerta a la que no podía acceder. Empujaba con fuerzas, y las niñas no podrían aguantar mucho más. Aquella mujer parecía estar poseída, y se volvía loca por entrar. En un nuevo empujón que dio, la pequeña Jess calló contra el suelo, cediendo terreno en esa puerta, pero volviendo a incorporarse al segundo. Esa bestia iba a conseguir entrar de un momento a otro. Y cuando la puerta parecía que iba a ceder finalmente, el pequeño pastor alemán se lanzó contra la mujer fuera de la habitación, haciendo que ésta retrocediese y de golpe pudieran cerrar la puerta.

 

¡Eusko!- Sarah se lamentaba de su cría mientras Jess echó el pestillo.
¡Sarah, tenemos que salir de aquí antes de que consiga entrar! Esta puerta no la contendrá demasiado si vuelve a la carga.- decía mientras se dirigía a la ventana.- Saldremos por aquí.- y la abrió, haciendo que la lluvia y viento comenzasen a invadir la habitación.- Tranquila, ya he utilizado esta salida en alguna ocasión.
Está bien vamos.

 

Jessica fue la primera en salir al tejado, agarrándose del marco de la ventana, siendo ayudada por su amiga. Cuando estaba intentando mantenerse, la puerta fue aporreada de nuevo con mucha fuerza, asustando a las niñas y haciendo que Sarah la soltase como acto reflejo. Jess se desequilibró y resbaló, cayendo de espaldas contra las tejas y deslizándose por ellas hasta el saliente antes de caer contra el suelo.

Sarah quedó horrorizada, mientras la puerta seguía siendo golpeada con fuerza. Comenzó a salir por el tejado también, sin soltarse del marco, se asomó para ver cómo se encontraba su amiga.

 

¡Jess por Dios! ¡Respóndeme Jess!- gritaba la niña desde arriba soltando lágrimas.

 

La joven Peterson permanecía inmóvil sobre el suelo, boca arriba mientras la lluvia la golpeaba el cuerpo. Estaba inconsciente. La otra estaba buscando un modo de bajar desde allí, a su derecha había un tubo para la canalizacióndel agua, que venía desde la parte superior de la casa yllegaba hasta el suelo. Comenzó a dirigirse hacia él dejando atrás la ventana. Con mucho cuidado y sin dejar de ayudarse con la pared, llegó hasta el extremo del tejado y alcanzó el canal.

 

¿Sarah? ¿Estás ahí?- la joven exclamó desde el suelo tras ir recuperando poco a poco la conciencia.
¡¡Jess si!! ¡Espérame ahí bajo ahora mismo!- dijo esperanzada.

 

Jessica se incorporó lentamente, aún desorientada del golpe, doliéndose de la cabeza. Sarah al colgarse del canal, volvió a observar el camino a bajar, y al retomar la mirada sobre su amiga, vio en la calle a la entrada de la casa una sombra enorme. Volvió al tejado.

 

¡Jess cuidado! ¡Detrás tuya!- le gritó a su amiga.

 

Ésta se dio la vuelta y pudo distinguir la silueta de lo que parecía ser un hombre.

 

¡Oh mierda!- y echó a correr hacia la entrada de la casa.

 

Aquella sombra arrancó a correr tras ella y perdió a las dos figuras bajo el tejado. Ahora Sarah se encontraba sola, y viendo que abajo tampoco se estaba seguro, decidió dar marcha atrás y resguardarse en la habitación a la espera de que su amiga consiguiese subir hasta ella y esconderse juntas.

Al entrar en el cuarto empapada, observó que la puerta permanecía cerrada, y que la señora Patterson ya no golpeaba la puerta.

 

Mierda, pues aquí estamos de nuevo.- apoyó la oreja contra la puerta y no escuchó nada.

 

Liberó el pestillo y decidió asomarse con la esperanza de que apareciese su amiga. Encontró el mismo pasillo con la misma luz procedente del baño al final del pasillo, y tras unos segundos recuperando el aliento y quitándose el agua de la cara, decidió comenzar de nuevo el camino en busca de su amiga por si necesitaba su ayuda.

 

Jess aguanta... Saldremos de ésta- se repetía ella a sí misma...

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